Hoy, hay grandes ciudades;
mi ciudad de ayer era diferente.
Hoy, hay grandes moles de cemento
que adornan las calles al transeúnte.
Ya no cuelgan de los aleros
los nidos de las golondrinas pasajeras
en los tejados rojizos llenos de lama;
no revolotean las mariposas vivas,
solo existen miles de muertas
y las noctámbulas caminantes
de las silenciosas calles de la noche.
Al igual que los zanates moribundos,
taladran la carne en su agonía.
Por el arroyo pasan raudos y veloces
miles de automóviles, que emiten a su paso
ruidos de cláxones molestos y asfixiantes,
confundidos con la blancura de los cielos
y la quietud de un alma pasajera…
Dr. J. Fernando Jaramillo.
Tijuana, B.C.
Correo: drferja@hotmail.com