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martes, octubre 8, 2024
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Los abogados frente al reto del COVID-19 (Segunda parte)

“Cuando la cultura envejece y empieza a olvidar sus objetivos, se producen conflictos entre los que desean establecer nuevas pautas culturales y los que tratan de impedir cualquier cambio.”

-Philip K. Dick

 

Por un lado, las múltiples posibilidades de las tecnologías hoy disponibles le pueden permitir a la mayor parte de las firmas legales responder al desafío que supone el confinamiento, y, de esta forma, dar respuesta a muchas de las necesidades de los clientes en esta nueva situación; pero también es justo reconocer que el confinamiento y sus consecuencias van a provocar graves dificultades económicas de muchos de los clientes de las firmas legales y, por lo tanto, también para los despachos que las atienden y los asesoran.

En esta tesitura, puede haber diversas circunstancias de adaptación a la nueva situación provocada por la paralización económica y el confinamiento de la población.

Uno de los retos importantes que tendremos los abogados litigantes, será intentar sobrevivir y continuar prestando nuestros servicios de asesoría jurídica y litigio a través del trabajo a distancia; si logramos superar esa etapa, entraremos a una nueva fase en donde se estará trabajando desde la casa a través de los recursos tecnológicos disponibles, para ponernos en contacto con nuestros colegas, así como con nuestros clientes. Habrá casos en los cuales podría considerarse dejar de prescindir de esos despachos grandes, lujosos y que impresionaban a quienes solicitaban sus servicios, y es probable que hoy, con el recurso tecnológico, nuestra oficina este ubicada en una simple laptop.

Con el aumento de tiempo disponible, las firmas legales tendrán que invertir en la formación de sus empleados por medio de un sistema online.

No todos sobrevivirán a esta etapa. Fueron formados en un sistema tradicional de ejercer la abogacía, teniendo lujosos despachos, ubicados en zonas exclusivas (y consecuentemente caras); pero muchos de estos profesionista -nuevos o antiguos- en el ejercicio de la profesión, sufrirán serias dificultades derivadas de la desconexión, la soledad y el encierro en sus hogares. No es la forma de ejercer la profesión, la que esperaban; o les resultará sumamente difícil, a los que ya tenían tiempo litigando, adaptarse a esta nueva forma de ejercer la profesión, y seguramente ni en las universidades o facultades de derecho de las que egresen, los habrán preparado para ello.

Es probable que el rápido paso del tiempo en que estuvimos confinados a la libertad de movimientos por parte de la población, quizá provoque un rebrote de la epidemia; y quizá se establezca una clasificación entre los individuos que ya sufrieron la enfermedad y se recuperan, otros que no la han sufrido y consecuentemente, no quieren estar enfermos… y que, a su vez, provoquen que los abogados tengan también dos tipos de clientes en dos tipos de mercados. Y esto, seguramente dará lugar a situaciones sociales, educativas, muy complejas y de difícil adopción.

Veamos un ejemplo sencillo de esto: todos aquellos que han sido estudiantes y que están acostumbrados al sistema de enseñanza presencial y que ahora, por las situaciones que comentamos, tiene que ser en línea; lo mismo le pasa a quien escribe esas líneas, que es docente universitario, acostumbrado a dar las clases presenciales. Ahora he tenido que concluir mis cursos en línea, ante la situación de la pandemia.

En esta nueva etapa a la que nos referimos, quizás se recupere con cierta celeridad la actividad empresarial y económica, y esto generará una gran demanda de servicios profesionales, por ejemplo, en el ámbito laboral: los empleados que fueron despedidos con motivo de la pandemia; las empresas que cerraron sus operaciones, pero que no pagaron sus sueldo a los trabajadores; al reinicio de las actividades económicas, las empresas que no respetan las medidas de seguridad implementadas por la autoridad sanitaria con motivo de la pandemia; esto solo desde el punto de vista del Derecho Laboral sin excluir los asuntos civiles, familiares, penales, de amparo, etc.

Quizá los despachos que cuidaron a sus clientes en esta etapa, reciban como recompensa la contratación de sus antiguos clientes. Seguramente, esta crisis provocará otros cambios en la actividad profesional de los abogados; por ejemplo, los juicios en línea, que ya no será necesario asistir al juzgado a presentar las demandas, consultar los acuerdos, etcétera, todo será en línea.

¿Cuántos abogados sobrevivirán a este cambio en esta nueva etapa de autorización y transformación de la abogacía en la nueva etapa de la era digital del derecho?

 

Benigno Licea González es Doctor en Derecho Constitucional y Derecho Penal. Fue presidente del Colegio de Abogados “Emilio Rabasa”, A. C. Correo: liceagb@yahoo.com.mx

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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