¡Por favor, que alguien le diga al Presidente A. M. López Obrador que ya no hable tanto!
Necesitamos que se ponga a trabajar en lo que le corresponde, y no sentirse el rey del universo (con minúsculas). Casos tan claros como, por ejemplo, la responsabilidad constitucional del INE de convocar y responsabilizarse de las elecciones, no necesitan la intervención presidencial. Lo que urge es el respeto por los miles de ciudadanos que, de acuerdo a sorteo especial, serán los responsables (como sucede desde hace varios años) de que las elecciones se realicen con pleno respeto a la LEY ELECTORAL. (El nombre es muy largo)
En este momento, la máxima preocupación de muchos millones de mexicanos es que el tema del COVID-19 sea atendido con prontitud, adecuadamente e invirtiendo lo necesario para cuidar de los enfermos y al amplio equipo de personas pendientes de los contaminados. Y, ¡por piedad!, que se pongan de acuerdo don Andrés Manuel y el Hugo. El Presidente y el subsecretario de Salud, no logran coincidir; y, por el bien de México y los millones de mexicanos, ya es tiempo que lo hagan. Señores, ¡no son niños!
Y conste, muchos nos sentiríamos felices que AMLO también se responsabilizara de la lucha contra la delincuencia, de un buen programa para atender el tema de la economía, en el que se apoyara a los micro y pequeños comerciantes. En breve este país estará sufriendo las consecuencias de un mal manejo de la economía y el empeño de repartir el dinero de los mexicanos para evitar demandas multimillonarias de quienes se habían comprometido con el nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México.
Como quiera que se vea, este país está necesitando con enorme urgencia que el Presidente sea un Presidente empeñado en gobernar y trabajar para todos. Que sus colaboradores formen un verdadero equipo de trabajo. No pueden estar con un ojo al gato y otro al futuro hueso al que, desde hoy, ya están aspirando: una gubernatura. Desde los secretarios, pasando por los estados; por lo menos aquí en B.C. ya andan alborotados diputados, regidores, hasta titulares de las alcaldías y el super delegado que desean llegar a la gubernatura.
Y en esta tesitura, bueno sería que los diputados federales del grupo-partido y los llamados de oposición sean verdaderos legisladores que hagan su trabajo, viendo por el bien de México, y no corifeos de AMLO, que está haciendo todo lo necesario para convertir nuestra nación en un país de pobres; que su futuro esté en estirar la mano para recibir el pan que les ayude a sobrevivir. Cuando lo deseable es que el gobierno proporcione todos los elementos para que desarrollen sus capacidades y logren ser autosuficientes. No merecen que los conviertan en mendigos. Con todo respeto, Señor Presidente.
Nota 1. El esfuerzo, trabajo, inteligencia y sacrificio de muchos mexicanos, construyeron un país respetado en el mundo. Con fallas sí, pero perfectible. Hoy, una sola persona está destruyéndolo. Una sola persona.
Nota 2. Ser funcionario público no significa ser propietario de la ciudad o del estado para hablar, solo de lo que aquí se está viendo.
Nota 3.- La cobardía de la empresa HBO es tan grande como el derecho del Chumel Torres a ejercer su libertad de expresión…
Luz Elena Picos es directora de Red Social de Tijuana.
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