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viernes, febrero 16, 2024
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El Grafógrafo cumple 10 años

Ubicada en el Pasaje Rodríguez desde 2010, la librería resiste a la pandemia con un catálogo en línea para venta por internet. “El reto de ésta y todas las librerías del mundo es permanecer”, expresó a ZETA, René Castillo, director del establecimiento

 Una librería tijuanense especializada en libro antiguo y de ocasión en Tijuana es El Grafógrafo, fundada en 2010 por René Castillo y que este año cumple una década en medio de la contingencia sanitaria.


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Para contrarrestar la caída en la venta de libros durante la cuarentena, Castillo publicó el catálogo de El Grafógrafo en línea para su venta por internet.

“Básicamente un 90% han bajado las entradas económicas que teníamos regularmente en lo que iba de 2020. El 6 de marzo fue el último día que estuvo en operación la librería y dejamos de ir el día 18, desde entonces estuvo cerrado y no tuvimos ninguna venta”, expresó a ZETA el director de El Grafógrafo.

Mientras las autoridades aprueban la apertura de las librerías, incluida El Grafógrafo, Castillo contó a este Semanario los orígenes del establecimiento y el proyecto que encabeza.


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DESDE 2010

La librería El Grafógrafo fue fundada por René Castillo en 2010, no obstante, sus antecedentes se relacionan con la Feria del Libro Usado (Felius) que dirigió desde 2008, actualmente conocida como Feria del Libro Antiguo y de Ocasión (FLAO).

“Siempre digo que empezamos al revés: FLAO, que en sus inicios se llamaba Felius, empezó como un proyecto cuando era estudiante en la UABC, en 2008. La Feria respondió a la necesidad que teníamos los estudiantes de la carrera en Lengua y Literatura de Hispanoamérica por conseguir libros a precios accesibles y por conseguir libros. No imaginé en ese momento abrir una librería, si bien la idea me rondaba la cabeza desde los 12 años”, expresó Castillo.

“En 2009, a raíz de un ‘susto’ que tuvimos cuando dos días antes del evento nos avisaron que se cancelaba parte del presupuesto que en ese entonces gestionamos con distintos patrocinadores, principalmente la Escuela de Humanidades, recuerdo estar sentado y decirles a mis compañeros que no podíamos seguir dependiendo de otros. Desde entonces he creído firmemente que los proyectos culturales deben buscar a todas luces ser auto sostenibles. Así fue que empezamos a participar en nuestro propio evento: vendíamos café y mis libros como un medio para generar recursos complementarios. Esa sensación de libertad económica me animó a querer formalizar la organización de la Feria y empecé a buscar un local para montar una oficina; nos corrían del Sanborns y gastábamos mucho en transportes y café, necesitábamos un espacio propio”, recordó.

 

EN EL PASAJE RODRÍGUEZ

La crisis de inseguridad y económica se habían recrudecido en 2008 y 2009, hasta entonces dos de los años más violentos de Tijuana en cuanto a asesinatos y secuestros. En 2010, diversos artistas de la localidad decidieron rentar algunos locales del abandonado Pasaje Rodríguez, en el Centro de Tijuana.

“Recibí la propuesta para ser parte del Pasaje Rodríguez y tuve pocos minutos para tomar la decisión, el trayecto del taxi a la calle Tercera para definir cómo haría que funcionara ese lugar y entonces recordé la cafebrería de mi adolescencia. Pensé en el slogan de la feria, ‘Reciclando palabras’, y en que mi escritor favorito es Salvador Elizondo, así que El Grafógrafo me vino inmediatamente porque para mí tenía sentido: era una especie de ‘reciclaje de escritura’, claramente vinculable, en mi cabeza. Para mí significó una especie de homenaje y de enlazar todo. Desde entonces El Grafógrafo ha sido el principal benefactor de la FLAO, que sigue gracias a que no depende de recursos ni intereses externos. Funciona con el 50% para gastos operacionales y 50% para realizar el evento cada año. Sin El Grafógrafo la Felius se hubiera terminado en 2009”, reconoció René Castillo.

En 2010 se unió a artistas y promotores de la localidad que rentaron locales en el Pasaje Rodríguez, ubicado entre calles Tercera y Cuarta, entrando por Avenida Revolución o Constitución.

“Cuando me llamaron para ofrecerme un espacio en el Pasaje Rodríguez no pensé en la ubicación sino en la propuesta: el primer corredor cultural de la ciudad. Era una maravilla eso, daba para mucho. Pensé en que tenía que ser algo distinto para aportar algo a este proyecto de un grupo de artistas que habían salido a tomar la Avenida Revolución como respuesta a la violencia que atravesaba la ciudad. No cuestioné si era el mejor espacio, cuando llegué y levantaron la cortina del local simplemente supe en lo que podía transformarlo. Me emocionaba formar parte de una propuesta colectiva que siempre creí que enriquecería a nuestra ciudad, y creo que a su manera lo ha hecho, a pesar del rumbo que tomó. Sin ese puñado de artistas que lo arriesgaron todo cuando nadie más creía en lo que hacían, quizás la reconversión del Centro como lo vemos ahora no se hubiera dado o habría tomado muchísimo más tiempo. Se estaba perdiendo esta parte de la ciudad. Ellos la rescataron”, afirmó.

 

EL ACERVO

De literatura, filosofía, historia, arte o psicología, entre otras disciplinas, El Grafógrafo comparte miles de ejemplares antiguos o de ocasión. René Castillo manifestó cómo colabora o se relaciona con otras librerías de viejo:

“Una de las cosas que más me gusta de El Grafógrafo es su modelo de negocios. Tenemos algo que llamamos ecosistema editorial y que funciona bajo una economía de redes que nos permite colaborar con otros libreros, pero también con miembros de nuestra comunidad. Empezamos por trazar puentes con los expositores de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión, de manera que El Grafógrafo se vuelve una extensión del evento para que todo el año se consigan en la ciudad materiales que vienen del interior del país”.

En cuanto a cómo consigue la oferta El Grafógrafo, declaró:

“A veces podemos comprar directamente los libros y en ocasiones trabajamos por consigna, eso se complementa con los acervos que podamos comprar en la ciudad según lo permita el presupuesto, así como por un programa mediante el cual la gente puede vender sus libros a través de la librería, bajo un 35% de comisión, igual como funciona con nuestro programa Rincón de Autor, que suma el acervo de autores regionales y editoriales independientes internacionales. De esta manera generamos una economía circular que nos beneficia a todos y que nos permite ofrecer a nuestros usuarios un acervo más nutrido, y, sobre todo, nos permite impactar positivamente nuestro entorno desde el momento en que nuestra presencia es, en varios sentidos, significativa para nuestra comunidad”.

 

“EL RETO ES PERMANECER”

Rumbo al final de la entrevista con ZETA, René Castillo compartió su vocación al frente de El Grafógrafo:

“Es una librería prototipo que funciona en tiempo/espacio real. Mucha gente piensa que mi trabajo es fomentar la lectura o vender libros, pero yo me dedico a cuestionar, replantear e idear cosas para mejorar los modelos de librería, partiendo siempre de mi condición de ser-lector y consumidor de libros, y centrado en la comunidad; hacer bookstore prototyping, le llamo. El Grafógrafo es así una librería viva, se transforma diariamente según las necesidades y hábitos de lectura/consumo de los bajacalifornianos, acompañada siempre, claro, por una propuesta muy personal de cómo atender y resolver esas necesidades”.

En cualquier caso, más allá de una librería, El Grafógrafo contribuye a la formación de lectores en Tijuana.

“Desde hace diez años El Grafógrafo propone hacer lo que Herbert Simon (Premio Nobel de Economía 1978) llamó design thinking, tan en boga ahora, centrándonos en esta tipología de lectores. Desde una librería que es un espacio físico real y habitable, los estudiamos, analizamos, y más importante, los conocemos y nos interesamos verdaderamente en escucharlos. Eso nos permite trabajar y transformar positivamente el espacio simbólico que es realmente el centro y corazón de toda librería, siendo desde ahí que la comunidad la identifica, le confiere valor y significado. Hay gente que nos percibe solo como una librería con cafetería, sistema de préstamo de libros, sala de lectura, biblioteca, foro cultural. Más que preguntar qué somos, creo que deberíamos buscar responder qué hacemos y para qué. Nuestro insight es ‘descubre la librería’ porque estamos lanzando una invitación a repensar este espacio desde todas sus posibilidades. Creo fuertemente que estamos formando públicos para esta y cualquier otra librería”.

Para concluir, el librero tijuanense se refirió al desafío de El Grafógrafo:

“En los tiempos que corren el reto es, además, que no perdamos de vista que estos espacios siguen aportando un valor a nuestras sociedades. El reto de ésta y todas las librerías del mundo es permanecer”.

 

CATÁLOGO EN LÍNEA

Ante el cierre temporal de El Grafógrafo durante la cuarentena por el coronavirus, René Castillo publicó en línea el catálogo de la librería para la venta anticipada de libros.

“La propuesta es lo que están haciendo muchas librerías en otras partes del mundo, se optó por hacer este sistema de compras anticipadas donde le pedimos un apoyo a la comunidad, le decimos ‘elige ahora en línea el libro de tu interés, se hace un depósito bancario y el libro se te entrega una vez que sea posible reabrir la librería’. Básicamente es una compra anticipada, lo vamos a entregar hasta que sea seguro que podamos entrar en contacto, así empezamos. Luego optamos por hacer entregas en Zona Centro con una cita, tomando todas las medidas de seguridad”, detalló.

Para consultar el catálogo de libros antiguos y de ocasión de El Grafógrafo, están disponibles la páginas https://bit.ly/3cYlgjY y https://web.facebook.com/elgrafografo

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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