No solo se trata de sacar adelante la reforma aprobada por el Congreso para que representantes populares puedan buscar la reelección sin separarse del cargo, como es la aspiración del alcalde de Ensenada, Armando Ayala Robles, sino el impacto que tendría en caso de no concretarse. Tal vez por eso ha hecho oídos sordos a la petición de por lo menos ocho regidores para que convoque a sesión y se vote el dictamen (en sentido negativo) emanado de la Comisión de Gobernación y Legislación del XXIII Ayuntamiento. El plazo vence el 13 de junio y, de no sesionar Cabildo, se tomará como una afirmativa ficticia. Si la reforma no se concretara con la votación de tres de los cinco municipios, caso muy improbable dadas las mayorías morenistas, Ayala tendría que solicitar licencia para irse a la campaña y ceder el lugar a su suplente, Eduardo Vega Zamora. Sí, el mismo que se desempeñaba como director de Bienestar Social y fue exhibido en audios reconociendo que en administraciones pasadas pedía moches a sus amigos favorecidos con becas estudiantiles, y debido a ello salió de la administración municipal por la puerta trasera. Pero el asunto se pone más interesante bajo ese escenario, porque con el antecedente de Vega, de llegar a ocupar la suplencia, la oposición buscaría juicio político contra el joven que celebró su boda en plena pandemia.
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