Las credenciales de Ismael Burgueño en el ámbito de la política se reducen a su participación como candidato a la alcaldía de Tijuana en 2016 y en calidad de aspirante en 2019, así como al nombramiento que el Consejo Político Estatal de Morena le confirió en 2020 para ocupar la dirigencia del partido en Baja California. Esta designación no ha sido ratificada por el Comité Ejecutivo Nacional encabezado por Alfonso Ramírez Cuéllar. A esas hazañas se suma el paso de Burgueño por la función pública como delegado de la Secretaría de Relaciones Exteriores, puesto en el que duró cerca de dos meses. Con esos méritos, se dice, el tijuanense está en la mira del canciller Marcelo Ebrard para ungirse con la candidatura al Gobierno del Estado. De acuerdo con esa versión, el secretario federal, de quien se afirma es “la mano que mece la cuna en Morena”, además de “padrino político” de Burgueño, está molesto con el proceder de Bonilla en lo relativo a su frustrada pretensión de ampliar el actual periodo de gobierno. Cabe recordar que la intentona fue calificada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación como “fraude a la Constitución”. Al interior de Morena también habría descontento con el senador con licencia, por haberle abierto espacios en su gabinete a personajes que no militan en el partido, “como Mario Escobedo y Amador Rodríguez”. Supuestamente el 15 de junio, Ebrard sostuvo una llamada con Burgueño Ruiz en la que le comunicó que tenía planes para postularlo a la gubernatura y que el director general de delegaciones de la Secretaría, Carlos Alfonso Candelaria López, haría las gestiones necesarias para concretar la postulación. Será cuestión de ver si el presunto padrinazgo surte sus efectos.