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martes, octubre 1, 2024
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De percepciones y realidades (O los rollos mañaneros no quitan el hambre)

Esse est percipi: ser es ser percibido. Tal es la fórmula clásica con la que el obispo anglicano George Berkeley resume la idea fundamental de su idealismo subjetivo o empirista, al que prefirió llamar inmaterialismo, pues la materia no tiene para él más realidad que la de ser percibida, por lo que solo existe la mente y sus ideas: las cosas son un complejo de sensaciones, y la causa de estas solo puede ser Dios, que existe independientemente de ellas.

No pude menos que recordar las ideas de este filósofo del siglo XVIII al conocer, por la prensa escrita, e incluso por videos que las reprodujeron textualmente, las declaraciones y expresiones del Presidente de la República ante estudios o proyecciones que no registran buenos resultados de su gobierno en diversos campos, o que prevén que las decisiones del presidente López traerán -para desgracia de los mexicanos- pauperización y decadencia en los índices de bienestar.

Así han negado, él y su gabinete, el incremento de los feminicidios, la falta de medicamentos para combatir el cáncer, el aumento de la inseguridad y la violencia por todo el territorio nacional, la disminución del empleo o la recesión económica que sufrimos. Podrán incrementarse los muertos por Covid en sus reportes y el número de contagios, pero la pandemia “está domada” y la curva que se eleva perpendicularmente ya se está “aplanando”.

El Presidente López Obrador y su gabinete tienen sus propios datos y la realidad se debe de mover de acuerdo con sus leyes; por lo visto, su preferida es la Ley Campoamor: sí, aquella expresión del poeta asturiano que en una de sus populares doloras dice: “Y es que en el mundo traidor / nada hay verdad ni mentira: / todo es según el color / del cristal con que se mira”. Y en su cristal, por cierto, todo se ve color de rosa.

Sin duda que la promesa más repetida en la campaña lopezobradorista hacia la presidencia fue la de combatir la corrupción, catalogándola -de una manera equivocada, por cierto- como el principal problema del país y la raíz de todos nuestros demás males.

Pues resulta que el Inegi, esa institución federal que sirve de base a propios y a extraños para dimensionar la evolución de los diversos aspectos del país, reportó en uno de los resultados de su Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG), que en el primer año de gobierno del principal adalid anticorrupción, aumentó a niveles nunca registrados el número de personas que sufrieron algún acto de corrupción por parte de las autoridades. Que, además, el costo promedio a consecuencia de la corrupción, también creció: pasó de dos mil 450 pesos por persona afectada en 2017, a tres mil 822 pesos en 2019; un aumento de 56%. Al ser cuestionado al respecto, el Presidente sólo respondió: “Cada quien interpreta los datos como los entiende”.

Pero la realidad no se modifica con un simple “cambio de nombre”, como explicó contundentemente el Ingeniero Aquiles Córdova Morán en su reciente artículo del mismo nombre; no va a cambiar la terca realidad nada más porque las autoridades se nieguen a reconocerla. Berkeley negó el valor de la ciencia para la comprensión del mundo; dijo que la misión del sabio era “aprender a comprender el lenguaje del Creador y no pretender explicarlo todo sólo por causas corporales”. Rechazó la teoría de Newton sobre el espacio y la gravitación, por considerarla una doctrina sobre la causa natural del movimiento de los cuerpos materiales, mientras que para él sólo existía la actividad de la substancia espiritual.

Así, tal cual, desde la jefatura del ejecutivo se aconseja a los mexicanos que “en vez de lo material, pensar en lo espiritual”. Pero, así como se siguen aplicando las leyes de Newton a cada paso, desde la aeronáutica hasta la construcción de los “ventiladores” que se usan para asistir la respiración de los enfermos de Covid, la economía mexicana seguirá rigiéndose mientras no cambie el actual modo de producción por las leyes de la plusvalía. Aunque López Obrador diga que no aplican para México y el pueblo, aunque no le guste al Presidente, seguirá demandando satisfactores materiales.

Y lo haremos cada vez mejor preparados y organizados.

 

Ignacio Acosta Montes.
Dirigente estatal del Movimiento Antorchista en Baja California.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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