El sábado 23 de mayo se cumplieron dos meses que inició el programa de distanciamiento social y se aplicaron medidas preventivas para no elevar la curva de contagios en México. Sin embargo, el “quédate en casa”, frase repetida por autoridades federales y locales no ha sido efectiva, al menos no en Tijuana, donde la gente sigue en las calles sin tomar medidas preventivas, pese a ser la segunda ciudad de Baja California en número de contagios por COVID-19 y primer municipio en decesos a nivel estatal.
A dos meses del cierre de playas, plazas comerciales, parques, tiendas y empresas no esenciales, Tijuana alberga mil 822 pacientes contagiados por COVID-19 y 451 muertos, además, tiene los hospitales al 50 por ciento de capacidad, según la información oficial, pero es sabido que la falta de camas es un problema constante, por lo que ha sido necesario abrir un espacio en un estadio de basquetbol para atender pacientes no graves.
Las empresas no esenciales han tenido que cerrar según el acuerdo sanitario y el turismo se ha reducido al mínimo; el sector salud, por su parte, ha denunciado carencias en los suministros recibidos, y se les llegó a ver haciendo largas filas para comprar de su propio bolsillo el material para protegerse, situación que no bastó y ha cobrado factura en la salud de médicos, enfermeros y personal de intendencia de los nosocomios, quienes han dado positivo al patógeno.
Todo lo anterior ha sido evidenciado tanto en medios de comunicación como en redes sociales, y en algunos casos confirmado en las videoconferencias del gobernador Jaime Bonilla en las cuales se hace acompañar del titular de la Secretaría de Salud, Alonso Pérez Rico.
Pero ese clima de alerta no ha sido suficiente para generar conciencia en la población de Tijuana, que hoy volvió a salir a las calles a pasear. En recorrido realizado por Semanario Zeta, en el mercado sobreruedas de la colonia Tomás Aquino, se identificó una importante afluencia de personas, algunas acompañadas por sus familias, personas de la tercera edad y menores. No todos cubrieron su rostro con un cubrebocas, algunos sí lo llevaban puesto, pero como se ha constatado, la mayoría lo utilizó de forma incorrecta.
El tema de las aglomeraciones en los mercados sobreruedas ha sido constante, cada semana la dirección de Inspección y Verificación ha realizado operativos para evitarlas. Este sábado, su director, Adolfo García Dworak, informó que visitaron 20 mercados y levantaron 29 actas administrativas a puestos no esenciales, además que retiraron 230 puestos con giros no permitidos en esta etapa de la pandemia.
En la garita de Otay el cruce hacia Estados Unidos fue constante, con hasta 300 vehículos por la línea Sentri y otros 200 en la Ready Lane, el cruce hacia México por esa garita estuvo fluido. Por San Ysidro, las largas filas también estuvieron presentes, en esta área de la ciudad, se multaron a 8 venderos ambulantes por no contar con permisos correspondientes.
Aunque los locales no esenciales en su mayoría estuvieron cerrados, quedando abiertas tiendas de conveniencia, farmacias, restaurantes y establecimientos de venta de comida. Los puntos donde hubo más gente reunida, fueron de nueva cuenta las tiendas Coppel y Elektra, a las afueras de estas tiendas se registraron largas filas de clientes en espera de entrar, no todos a realizar pagos, algunos salían con bolsas de compras.
Tiendas como Dax y Waldos, mantuvieron una visita constante de clientes, en algunos casos sin que se aplicaran medidas de distancia, por lo que se observaron varias personas dentro de ambas tiendas.
A pesar que la dirección de Inspección informó que se clausuró un local de lavado de autos en la colonia Libertad por no ser una actividad esencial, se detectó que en la colonia Buena Vista, existen establecimientos de este tipo que continúan trabajando de forma regular, sin sanción alguna.
En Playas de Tijuana la situación se va agravando, ya que cada vez es más frecuente el número de personas que ingresan a la playa aunque esté prohibido el paso; la mañana del sábado elementos de la Policía Municipal reportaron haber retirado a un grupo de personas que caminaban por la arena. Este Semanario pudo constatar el fácil acceso al malecón, ya que varias zonas no cuentan con cinta protectora.
Sobre la avenida del Pacífico deambulan familias enteras, pocas de ellas con un cubrebocas, aprovechaban que los locales estaban abiertos para comprar botana y bebidas, sin hacer fila, parados unos muy cerca de otros, como si en la ciudad no existiera una serie de contagios en ascenso. En el Parque México el escenario fue similar, padres con sus hijos sentados en bancas y sobre el pasto, parejas caminando, vendedores ambulantes con clientes reunidos a su alrededor, sin tomar la distancia de cuatro metros que se recomienda en espacios públicos.
En la Zona Centro, como cada día la asistencia al Parque Teniente Guerrero no termina, no importa que alrededor haya cinta amarilla prohibiendo el paso, no ha sido barrera para tomar una horas de descanso bajo de los árboles del emblemático parque. En la Plaza Santa Cecilia todos los kioscos están abiertos, los vendedores de recuerdos se mantiene a la espera de algún turista.
En Tijuana, a diferencia de Mexicali, no se ha determinado el uso obligatorio de cubre bocas ni se ha limitado la movilidad social.