Botella de litro
— Amor, te compré una botella verde de litro.
“¡Esa es mi reina! ¿Es Buchanan’s?
— Es Pinol, para que me ayudes a trapear, menso…
Autor: Ama de casa encerrada.
Nervios
— Muero de nervios con esta pandemia.
“¿Sí? ¿Qué te preocupa más?”.
— Que cierren los supermercados.
“¿Y eso, por qué?”.
— Pues imagínate que tengamos que salir a cazar la comida, ¡no tengo idea de dónde viven las milanesas!
Autor: Soltera, obvio.
Positivo
— Qué buena noticia me acaban de dar, ¡hoy solo tuvimos un resultado positivo por coronavirus!
“¿Ah sí? ¿Cuántas pruebas hicieron?”.
— ¡Una!
Autor: Anónimo de la Secretaría de Salud.
Quédate en casa
— Fíjate, comadre, lo que me pasó ayer…
“A ver, cuenta, cuenta…”.
— Resulta que fui al mercado con mi marido, ya ves, con cubre bocas y careta. Nunca nos quitamos el disfraz y, cuando llegamos a casa, ¡vaya sorpresa!
“¡¿Qué pasó?!”.
— ¡Regresé con el marido equivocado!
“¿Y qué piensas hacer?”.
— Pues nada, ¡ya ves que dicen que tenemos que respetar la cuarentena!
Autora: Ciudadana responsable.
Brayan
— Amiga, tu novio el Brayan, es un zonzo.
“¿Por qué lo dices, Tiffany?”.
— ¡Publicó en el Face que ya no aguanta el encierro y estuvo cinco años en El Hongo!
Autor: El Byron.
Gymnasia
— Con la novedad de que ayer comencé mis ejercicios en casa.
“¿Ah sí? Y cómo te fue…”.
— Pues ayer, durante la presentación, más o menos, pero hoy falté porque todavía no me dan los horarios.
Autor: Residente de Santa Fe.
Nini
— ¡Estoy harto!
“¿Por qué, qué te pasó?”.
— Mi familia se enoja porque me levanto a las doce del día, todos los días.
“Te entiendo, ¡como si se te fuera a hacer tarde para hacerte peneque!”.
Autor: Nini gozando la cuarentena.
Pesadilla
— Qué pesadilla más fea tuve anoche.
“¿Pues qué soñaste?”.
— Que volvían a abrir los bares y la gente entraba por orden alfabético.
“Ajá, ¿y?”.
— Yo era Zinedine Zidane.
Autor: Reportero de deportes que en teoría sería de los primeros…
Remedio eficaz
— Doctor, tengo un hipo muy fuerte desde hace dos días.
“No es hipo, es COVID-19”.
—¡No!, eso es mentira.
“¡Pero se le quitó el hipo!”.
Autor: Médico con humor negro.
El carnicero y el perro
Un carnicero estaba muy ocupado trabajando, cuando ve entrar a su local a un perro al que corre de la tienda. Poco después el can entra nuevamente y el carnicero se da cuenta que lleva una nota en el hocico:
“¿Podría darme una pierna de cerdo, por favor?”.
El carnicero observa al animalito que lleva un billete de 200 pesos en el hocico, así que asombrado toma el dinero, mete la pierna de cerdo en una bolsa y la coloca en el hocico del perro. Aún impresionado, el hombre decide cerrar la tienda y seguir al perro, que toma una calle hasta un cruce donde se detiene, deja la bolsa en el piso y se para en sus patas traseras para presionar el botón de cruce. Una vez que cambia la luz, toma la bolsa, avanza y llega hasta un paradero de autobuses, ahí se sienta pacientemente y cuando se aproxima un autobús se para, mira el número y se vuelve a sentar hasta que llega el adecuado. Entonces toma la bolsa y sube, ya arriba del camión mira por la ventana distraídamente hasta que llegan a un sector de la ciudad. Toca el timbre y se baja, llega a una casa, deja la bolsa en el suelo y con la cabeza empieza a golpear la puerta un par de veces. Como nadie abre, da la vuelta a la vivienda, golpea una ventana y regresa a la puerta a esperar que abran. Casi inmediatamente aparece un tipo en la puerta que empieza a gritar al perro, por lo que el carnicero grita:
“¿Por qué trata así al animal? ¡Es un genio, bien podría salir en la televisión!”.
A lo que el hombre responde:
“¿Genio? ¿Está usted loco? ¡Es la segunda vez en esta semana que se le olvida la llave!”.
Autor: Entrenador de perros.