“¡Contra la injusticia y la impunidad, ni perdón ni olvido!”.
-Bertolt Brecht.
Las muertas de Juárez: entre 2008 y 2013, en el terreno llamado “Arroyo El Navajo” (ubicado a 94 kilómetros de la frontera con Estados Unidos), se encontraron los fragmentos de huesos de al menos 24 mujeres que fueron secuestradas en la ciudad fronteriza de Ciudad Juárez, en el estado de Chihuahua, durante el periodo en que la zona estuvo militarizada por el despliegue de agentes federales y soldados, como parte del operativo “Operativo Conjunto Chihuahua”, ordenado por el entonces Presidente Felipe Calderón Hinojosa.
La Fiscalía General del Estado (FGE) de Chihuahua encabezó lo que llamo el “Juicio del Siglo”, y encontró culpables a cinco personas por el secuestro, trata de blancas y el homicidio de 11 de estas mujeres; pero el análisis de la información contenida en una muestra de 40 de 100 tomos que forman la investigación, identificada con el número de expediente 2104/2012, así como una serie de entrevistas con expertos y familiares, revelan que al menos existen cuatro directrices que ponen en duda la justicia hacia las víctimas del probable cementerio clandestino de mujeres más grande de México. Se cree que las víctimas tenían una edad que oscilaba entre los 14 y 26 años.
El 12 de enero del 2015, el personal de la Fiscalía de Género del Estado de Chihuahua, le solicitó a Lilia Ortiz que fuera a sus oficinas. Acudió de manera inmediata, con la esperanza de que su hija Lilia Berenice Esquinca Ortiz, desaparecida en el año 2010, hubiera sido localizada, por lo que no dudó un solo instante en asistir a las oficinas de la citada Fiscalía.
La noticia era que su hija, de nacionalidad estadounidense y que estaba en la ciudad de El Paso, estaba muerta; pero solo habían recuperado unos cuantos huesos, los cuales fueron resguardados por dos años y 10 meses en las oficinas del Servicio Médico Forense (Semefo), mientras ella y su familia la buscaban. Comenta la señora Lilia Ortiz en su relato: “Ya estaban todos en un cuarto y me hablaron para hacer el protocolo de decirme que habían encontrado los restos de mi hija. Los interrumpí repentinamente y les dije: ‘¿Dónde está mi hija?’. Me respondieron: ‘su hija está muerta; la encontramos en los rastreos del Arroyo El Navajo y tenemos sus restos’”, recordó.
Su hija, así como otras 10 mujeres (Hilda Gabriela Rivas Campos, Lidia Ramos Mancha, Brenda Berenice Castillo García, Maricela Ávila Hernández, Mónica Janeth Alanís Esparza, Andrea Martínez Ramírez, Esmeralda Castillo Rincón, Yasmín Taylen Celis Murillo, Yanira Freile Jaqués y Virginia Elizabeth Domínguez Amador), quedaron excluidas del “Juicio del Siglo”. Sus feminicidios permanecen en la impunidad.
“No han hecho nada, no hay proceso… ellos tienen su vida feliz, cobrando un sueldo; y que las madres se rasquen como puedan. Yo me quedé en la calle, sin casa, sin familia; mi esposo me abandonó al año de haber sepultado a mi hija. A mis otros hijos los tuve que mandar a vivir fuera de la ciudad para su mayor seguridad. Me quedé sola”, expuso Lilia, mamá de una de las víctimas excluidas.
La percepción de impunidad e indignación es compartida por los padres de Esmeralda Castillo Rincón, estudiante de segundo año de secundaria, de quien se recuperaron únicamente 30 centímetros de la tibia derecha el 3 de marzo del 2013 en el arroyo El Navajo. La familia de Esmeralda, que desapareció el día 19 de mayo del 2009, anhela que ella continúe con vida; y sabe que la Fiscalía mantiene su caso “congelado” en la Unidad de Lesiones. A ellos se les ofreció incluirlos en el “Juicio del Siglo”, declaró José Luis Castillo, papá de Esmeralda; señaló que, a cambio de que aceptaran, les prometieron entregarles 140 mil pesos como reparación del daño a cargo del erario público.
Benigno Licea González es Doctor en Derecho Constitucional y Derecho Penal. Fue presidente del Colegio de Abogados “Emilio Rabasa”, A. C. Correo: liceagb@yahoo.com.mx