Las carencias que se viven en el Poder Judicial son más que evidentes, y aunque gran parte de la responsabilidad es de los poderes Ejecutivo y Legislativo por no otorgarle suficientes recursos para subsistir, la realidad es que muchos de sus problemas se los provocan ellos por sus omisiones. Y si el Lector no lo cree, solo debe conocer del caso del magistrado de la Tercera Sala Penal, Jesús Espinoza Orozco, quien solicitó un permiso por 30 días con goce de sueldo para arreglar problemas personales. Por tratarse de un tema delicado, el titular del Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura, Salvador Ortiz Morales, decidió otorgarlo sin mayor problema. Sin embargo, este movimiento ocasionó que la sala penal quedara con una vacante. Lo natural es que en esas condiciones se ordene la incorporación de algún magistrado supernumerario, para que así no existan retrasos en la declaración de sentencias. Pero como hay dos magistrados supernumerarios cumpliendo funciones en las salas del tribunal, tendrían que llamar a la persona ubicada en el tercer puesto, que resulta ser la secretaria del Tribunal Superior de Justicia del Estado, María Dolores Moreno Romero, lo que dejaría otra vacante en caso de llamarla al cargo. Para empeorar la situación, el tribunal no contempló el tema financiero al momento de autorizar el permiso, y al acudir al área de finanzas del Poder Judicial del Estado, les indicaron que no cuentan con dinero para cubrir ese espacio. En fin, la decisión que tomó el magistrado presidente fue de simplemente dejar la Tercera Sala desintegrada, lo que evidentemente causa un retraso en las sentencias de apelación. Es importante recordar que por tratarse de decisiones en materia penal, los temas son sumamente delicados, al definir la libertad o prisión de una persona. Pero tal parece que eso no le importó mucho al tribunal, total, si ya esperaron meses o años con el tortuguismo del sistema de justicia de Baja California, que no puedan esperar otros 30 días. Caray…