16.3 C
Tijuana
martes, octubre 1, 2024
Publicidad

Patriotismo, Roma y Lucio Quincio Cincinato

Previamente narraba del concepto griego del verdadero patriotismo impertérrito y la devoción al deber. Roma se había convertido en república tras correr al rey Tarquino “El Soberbio” en 510 a.C.; medio siglo después, los “tribunos” representaban a la tribu o plebe (plebeyos) frente a los “patricios” (o nobleza) en su senado.

Lucio Quincio Cincinato era un patricio dolido de que su hijo hubiera sido exiliado -por hablarle duramente a los tribunos- y se había retirado del senado a su granja, en las afueras de Roma, negándose a participar en política. A pesar de eso, el senado lo llamó en el año 460 a.C. para ser -nada menos- el mediador en una contienda legal y política entre tribunos y plebeyos por una ley contenciosa, lo cual cumplió lealmente. Después se regresó a su finca.

Un par de años después, Roma enfrentó otra crisis por la guerra contra los reinos vecinos de los ecuos y volscos, que tenían prácticamente cercadas a las fuerzas romanas y amenazaban con saquear o destruir a la propia Roma. Entonces, dado que mandaban entre dos para no designar dictadores, pero que el cónsul (comandante general) Publio Valerio Publícola había muerto, y el otro cónsul resultara inepto, el senado romano otra vez le pidió acudir. Cuando los enviados llegaron, estaba -digna e irónicamente- arando, por sus propias manos, en su granja. Y haciendo lado su enfado, se presentó al día siguiente, con su toga de púrpura real, a cumplir su deber como leal ciudadano.

Nombrado dictador (nombramiento que daban por solo seis meses en casos de emergencia extrema), convocó a sus conciudadanos a las legiones para marchar, impertérritos, al frente. Llegando y trabajando de noche, sin descanso, levantaron una empalizada (trinchera elevada de maderas) con la cual envolvió a los opositores que, tomados entre dos frentes, tuvieron que negociar el retiro y dejar muchas armas. Ya de regreso a Roma, en vez de permanecer adueñado del poder, a la semana se despojó de su toga púrpura. Y regreso a su arado.

Una década posterior, fue candidato a decenviro durante las controversias de legislar, para decidir si los plebeyos podían participar en el senado. De nuevo, y a pesar de ser patricio, promovió medidas de apaciguamiento.

Finalmente, a los 80 años de edad volvió a responder a otra llamada a dictador, para evitar que el rico influyente (plutócrata) Espurio Manlio, diera un golpe de estado contra la república; una vez que lo evitó, de nuevo dejó la toga púrpura del poder del dictador -o imperator– para regresarse dignamente a su granja.

Para los romanos, sus escritores e historiadores, es una figura y modelo de las virtudes que encarnan las cualidades de patriotismo; o sea, el deber, el valor, el trabajo, la modestia, la frugalidad y el rechazo a la ambición corruptora. En cambio, en nuestro México, los políticos que hemos tenido, al revés; solo han sido tan vanos, derrochadores, ambiciosos y traidores. Si se enteran o saben de esto, ¿qué les puede causar? sino burla y -peor- desprecio y rencor.

Aunque se dice que las comparaciones son odiosas, qué diferencia con los políticos mexicanos que no soportan dejar de vivir sin “ordeñar” o “huachicolear” el presupuesto. ¿Va a escucharnos el señor López Obrador sobre eliminar los senadores plurinominales? ¿Y los subsidios a los partidos, empezando por el suyo? Cuántos tontos no siguen soñando con políticos gurús, que les prometen la luna y las estrellas en gastos de despensa, mantener ninis y crear más programas dispendiosos para mantenerse populares. ¿Pero a costa de qué?

En cartas anteriores mencioné al trágico arrogante e imbécil del chileno comunista Salvador Allende que, con solo un 37% del voto, en vez de reconocer que no tenía mayoría -y en vez de, como Lucio Quincio Cincinato, ser solo un fiel servidor- quiso imponerse y comunizar a su país a la fuerza. Y cayó. Debemos advertir que los de Morena no acaben igual de fanáticos, e insistir que estos no caigan como los del PAN -y antes el PRI- en corruptos e impunes.

El patriotismo, de fondo, no es de borregos con griterías patrioteras, que crean en políticos demagogos ni partidos monolíticos, sino de ciudadanos pensantes, que no dejemos de ser vigilantes.

 

Amablemente,

José Luis Haupt Gómez

Tijuana, B.C.

Autor(a)

Carlos Sánchez
Carlos Sánchez
Carlos Sánchez Carlos Sánchez CarlosSanchez 36 carlos@zetatijuana.com
- Publicidad -spot_img

Puede interesarte

-Publicidad -

Notas recientes

-Publicidad -

Destacadas