Aunque dicen que en la Universidad Autónoma de Baja California decidieron -a petición del gobernador- eliminar la publicidad del “Deudómetro” que mes con mes daba cuenta del adeudo del Gobierno del Estado para con la Máxima Casa de Estudios, tal acción ni eliminó la deuda, ni borró el menoscabo económico hacia la institución educativa. La deuda sigue y Jaime Bonilla Valdez la la ha congelado en mil 729 millones de pesos, que es lo que se dejó de pagar a la UABC hasta el 31 de octubre de 2019, cuando su antecesor, Francisco Vega de Lamadrid, concluyó su periodo. O sea que el ingeniero Bonilla ha pagado a la Universidad, entre abonos y adelantos, únicamente lo que corresponde a su administración y nada del adeudo histórico que la gestión estatal (la encabece quien la encabece) tiene con la UABC. Los departamentos administrativos de la UABC preparan una propuesta que harán llegar al gobierno estatal, para que por lo menos les paguen unos 400 millones de pesos en especie, es decir, en obra o equipamiento, para recuperar algo. Incumplida quedó aquella promesa del entonces candidato de Morena: entregar a la UABC 954 millones de pesos que había “gestionado” con el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán. ¿Pues qué pasaría?
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