La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estimó que a raíz de la crisis generada por el COVID-19 –que pasará a la historia como una de las peores que el mundo ha vivido- la economía de de América Latina y el Caribe tendrá una contracción de -1.8 por ciento.
Esto podría llevar a que el desempleo en la región suba en diez puntos porcentuales, por lo que de un total de 620 millones de habitantes, el número de pobres en la región subiría de 185 a 220 millones de personas; en tanto que el número de quienes se encuentran en pobreza extrema podrían aumentar de 67 a 90 millones.
Así lo informó la secretaria ejecutiva Alicia Bárcena, quien precisó que el coronavirus afectará a la región a través de cinco canales. Un primer canal de transmisión de esta crisis es el efecto de la disminución de la actividad económica de varios de los principales socios comerciales en las exportaciones de bienes de los países de la región.
China, por ejemplo, es un destino importante para las exportaciones de varias economías latinoamericanas, siendo el principal socio comercial en los casos de Chile, Perú y Brasil.
“Cepal estima que las exportaciones de la región a ese destino podrían caer hasta 10,7% en valor”, indicó este 19 de marzo en una teleconferencia difundida mediante por el organismo en un comunicado.
Expuso que, un segundo canal proviene de la caída en la demanda de servicios de turismo, que impactaría más severamente a los países del Caribe. Se calcula que si la prohibición de viajes a causa del virus se prolonga por uno, dos, o tres meses, la actividad turística en el Caribe, se contraería en 8%, 17% y 25%, respectivamente.
El tercer canal de transmisión se daría por la interrupción de las cadenas globales de valor. Lo que afectaría principalmente a México y Brasil, países que importan partes y bienes intermedios desde China para sus sectores manufactureros (en especial en los casos de repuestos para automóviles, electrodomésticos, productos electrónicos y farmacéuticos).
Un cuarto canal sería la caída de los precios de los productos básicos (commodities), lo que impactará negativamente sobre todo para los países exportadores de materias primas en América del Sur.
Bárcena agregó que el quinto canal de transmisión se deriva de la mayor aversión al riesgo de los inversionistas y el empeoramiento de las condiciones financieras globales. “Parte de estos efectos ya se aprecia en la fuerte disminución de los índices bursátiles en la región”, abundó.
Respecto a las medidas que gobiernos de diferentes países han tomado, Bárcena detalló que algunas de éstas implican aumentar el gasto social, bajar las tasas de interés, intervenir los mercados de tipo de cambio, suspender cobros de créditos bancarios.
Además de la provisión de líneas de crédito para el pago de los salarios de las compañías, congelamiento del recargo por no pago en los servicios de agua, y acciones para evitar el desabastecimiento de bienes básicos, entre otras.
No obstante, recalcó que además la importancia de proteger de la crisis a los grupos más vulnerables, en especial los adultos mayores, los sectores de bajos ingresos y los más pobres, los gobiernos tienen que considerar el grado de desigualdad al evaluar hasta qué punto la crisis impactará en los grupos más vulnerables de la sociedad.
“Mientras más desigual sea un país, más llevarán estos grupos vulnerables el peso del impacto económico de la pandemia y menos recursos tendrán para combatirla. Atención especial debe darse a las mujeres por su doble rol de trabajadoras y cuidadoras”.
Finalmente, la funcionaria de origen mexicano hizo un llamado a la coordinación y cooperación global y regional para enfrentar el COVID-19, ya que tendrá “efectos devastadores sobre la economía mundial”, y seguramente más intensos y distintos que los sufridos durante la crisis global de 2008-2009.
“Ningún país podrá combatir esta pandemia sin la cooperación global y regional. Al final del día, lo que realmente necesitamos considerar es qué pasará con el multilateralismo. Debe haber más integración. Definitivamente debemos movernos hacia una mayor coordinación y la prioridad de las políticas debe ser cómo abordar la actual crisis social y de salud”.