El autor ganó el Premio Planeta 2019 con “Terra Alta”, novela donde la literatura es también la protagonista. “Ojalá la literatura sea importante para la gente”, expresó a ZETA el narrador
Tras leer “Los miserables” de Víctor Hugo en la cárcel, el joven recluso Melchor Marín se convirtió irreversiblemente en lector. Se trata del protagonista de “Terra Alta”, novela con la que el escritor Javier Cercas ganó el Premio Planeta 2019.
Se está ante una narrativa capital que arrojó 2019, garantizada por el también autor de títulos como “El móvil” (1987), “Una buena temporada” (1998), “Relatos reales” (2000), “Anatomía de un instante” (2009), “Soldados de Salamina” (2001) y “El monarca de las sombras” (2017).
“Nunca me había presentado a un Premio. Si me presenté fue porque quería anunciar a mis lectores que este era un libro distinto, o sea, que este libro era un intento de reinventarme un poco, de ser de algún modo un escritor distinto a lo que había sido hasta entonces; porque cuando terminé mi libro anterior (El monarca de las sombras, 2017), yo sentí que ahí se acababa algo, sentí que ése era el fin de algo que había empezado en ‘Soldados de Salamina’ (2001) y que corría el riesgo de repetirme; el peor riesgo que corre un escritor en determinado momento es convertirse en un imitador de sí mismo”, expresó a ZETA Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962).
“Entonces, ‘Terra Alta’ es un libro distinto, un libro en algunos aspectos distinto, en otros sigo fiel a mis constantes. Yo digo que es un libro radicalmente distinto y a la vez radicalmente fiel a los que he hecho, y por lo tanto, me pareció que presentarme al Premio Planeta era la mejor manera de anunciarlo y, desde luego, ganarlo lo es”, apostilló el autor.
UN POLICÍA LECTOR
En “Terra Alta”, Javier Cercas propone una novela negra donde el policía lector, Melchor Marín, intentará resolver dos crímenes en dos épocas diferentes.
Primero, encarcelado por trabajar en el último eslabón del crimen organizado en Barcelona, dos sucesos vive el casi veinteañero Marín: se convierte en lector tras leer “Los miserables” de Víctor Hugo, pero también se entera del asesinato de su madre, Rosario, quien ejercía la prostitución, por lo que se propone estudiar en la escuela de policía, al salir de la cárcel, para encontrar a los culpables.
Entonces, Javier Cercas lleva al lector de la mano no solo por los alrededores del campo del Barça donde abunda el meretricio, sino también por el argot propio del bajo mundo del crimen.
Por otra parte, siendo ya un lector consumado, próximo a los 30 años, Melchor es el héroe de los ataques terroristas de Barcelona de 2017, por lo que para protegerlo de la repentina fama, es enviado por sus superiores al pueblo Terra Alta, donde se enamora de la bibliotecaria Olga; allá, donde “nunca pasa nada”, el policía lector tratará de resolver un triple asesinato, pero a veces buscar a los profesionales del crimen puede traer consecuencias catastróficas; Melchor correrá ese riesgo.
— ¿De dónde viene el tema de la búsqueda de justicia que tanto persigue el protagonista de “Terra Alta”?, se le cuestionó a Javier Cercas.
“Nunca había tratado este tema con la fuerza y la intensidad con la que he tratado aquí, con la amplitud, pero es el centro del libro. No sé por qué de repente estos temas aparecieron, creo que tienen que ver con mi experiencia personal de esos años, con la crisis catalana, pero no lo sé; lo cierto es que es verdad que hay una reflexión sobre la justicia”.
LOS ATENTADOS EN LAS RAMBLAS
Al abordar la época en que escribió “Terra Alta”, Javier Cercas trajo a la memoria los atentados terroristas de 2017 en las Ramblas de Barcelona, confesión que también revela irremediablemente el proceso de escritura.
— ¿En qué sentido influyó el contexto violento de Barcelona al escribir “Terra Alta”?, era una de las preguntas que había que plantearle a Javier Cercas.
“En el otoño de 2017 llegó la crisis catalana que fue terrible, que sumió a mi entorno en una especie, como dijo un historiador, de un ambiente prebélico, y eso me cambió como persona, me hizo distinto y por eso escribí este libro, porque de algún modo soy una persona distinta.
“Cuando yo estaba escribiendo este libro, después de esa crisis, me sentía muy feliz porque pensaba que este libro no tenía nada que ver con lo que había pasado, con lo que yo había vivido, con lo que había experimentado; lo que yo viví y experimenté en aquellos meses, nunca lo había experimentado, porque yo nunca había asistido la Historia, con mayúsculas.
“Yo vi, experimenté solo unas cosas, antes solo lo había visto en las novelas, lo había leído en las novelas, lo había visto en las películas, pero no en la realidad, nunca había asistido la Historia en mi propia vida; y cuando la Historia, con mayúsculas, llega, no se queda en los periódicos, en las televisiones: se mete en tu propia vida, en tus propias experiencias personales, en tus relaciones con las personas.
“Cundo yo escribí este libro después de ese momento álgido, porque creía que no tenía nada que ver con eso, fuera había una situación complicada pero me metía en mi refugio antiatómico, en mi bunker y pensaba ‘estoy escribiendo una historia que no tiene nada que ver’, pero cuando acabé el libro me di cuenta que claro que tenía que ver, por supuesto que tenía que ver.
“Aquí se tocan unos temas que tienen que ver con esa crisis. Aquí se dicen unas cosas que ni yo me atrevo a decirte a ti, porque la literatura es capaz de hablar de lo más secreto, de lo más íntimo, de aquello que tú ni siquiera te atreves a decirte a ti mismo. Entonces, esa crisis ha influido en mí, el resultado es este libro, pero no te puedo decir en qué concretamente ha influido en mí. Sé que yo soy distinto, no sé si mejor o peor, pero soy distinto después de eso, como ocurre siempre después de una gran crisis”, manifestó.
“Lo bueno no es bueno para nosotros los escritores; lo malo, sí. La felicidad es muda. Nosotros los escritores trabajamos con la discordia, con el dolor, con el conflicto, con la violencia, con lo malo; los escritores somos recicladores de basura, en el mejor de los casos, alquimistas que convierten el hierro o la basura en oro, en belleza. Entonces, por ahí empezó todo”, sentenció Cercas.
“OJALÁ LA LITERATURA VUELVA A SER POPULAR”
Aunque el protagonista es Melchor Marín, una narrativa ensayística sobre la literatura y la lectura sucede insoslayable en “Terra Alta”.
“En realidad, no hay dos novelas iguales ni dos personas que hayan leído la misma novela” o “La mitad de un libro la pone el escritor, la otra mitad la pones tú”, son algunas máximas que Guille le dice a Melchor en la cárcel mientras le invita a leer “Los miserables”.
— ¿Cuáles son las referencias fundamentales en su formación?, se le inquirió al narrador.
“Yo me eduqué leyendo novelas de aventuras, y entre las novelas de aventuras te incluyo ‘La Ilíada’ y ‘La Odisea’, que yo las leía como novelas de aventuras. Y creo que las novelas de aventuras han dejado en mí, como las películas, como los westerns, una huella importante; y luego han sido muy importantes para mí los escritores latinoamericanos, han sido fundamentales; yo no soy un escritor español, yo soy un escritor en español, es decir, yo tengo la suerte de escribir en una lengua inmensa, enorme, mucho más grande que el francés, italiano o que el alemán, y que además en el último siglo ha visto cómo se enriquecía extraordinariamente gracias a los grandes escritores latinoamericanos.
“Mi infancia yo la asocio con la novela de aventuras y mi adolescencia la asocio en gran parte a la literatura latinoamericana; cuando yo empecé a comprar libros para mí, tendría 15 años o por ahí, pues lo que había era los grandes escritores latinoamericanos: Borges, Bioy Casares, Vargas Llosa, García Márquez, Cortázar, y esos escritores para mí fueron fundamentales más que los escritores españoles propiamente contemporáneos; aunque yo leí mucha literatura clásica española y mucha literatura de cualquier otro país, es decir, francesa, inglesa, norteamericana, sobre todo, ésos han sido muy importantes para mí.
“Entonces, las novelas de aventuras en un sentido muy amplio, ‘La Odisea’ y ‘La Ilíada’ estaban en mi casa, yo las leía de chaval como si fueran novelas de aventuras, de mayor me enteré que eran grandes poemas épicos, pero para mí Ulises y Aquiles eran como Jean Valjean de ‘Los miserables’ de Víctor Hugo. Y luego eso, el ensanchamiento, el enriquecimiento extraordinario de la literatura, gracias a la literatura latinoamericana, la literatura en mi lengua gracias a la literatura latinoamericana; eso creo que es un cambio fundamental”.
Hilando las obras fundamentales en su formación con “Los miserables” presente en “Terra Alta”, Cercas advierte sobre la popularidad de la literatura:
“La gran literatura siempre ha sido popular, o sea, durante siglos fue algo popular, algo relevante para la gente; ojalá la literatura sea importante para la gente, ojalá la literatura salga de las catacumbas, de la universidad, de la élite; la literatura puede hacer eso, es decir, ‘El Quijote’, por poner un libro que todo mundo piensa que es un libro para intelectuales y que hay que hacer una carrera universitaria para leerlo, es mentira, era un libro enormemente popular y Shakespeare era un autor que para los intelectuales de su época no contaba, era puro entretenimiento, pura diversión, puro espectáculo; y tantos otros ejemplos.
“En ‘Terra Alta’, ‘Los miserables’, la novela de Víctor Hugo, le cambia la vida al protagonista. ‘Los miserables’ fue un éxito enorme en su época, un libro enormemente popular; entonces, lo mejor que le podría pasar a la literatura es que volviera a ser popular; y ojalá mi libro lo sea; yo no escribo para tener muchos lectores, escribo para escribir el mejor libro que puedo escribir, eso es lo que yo quiero: escribir el mejor libro que puedo escribir. Luego, si la gente le gusta más, pues fantástico; si le gusta menos, lo siento mucho, y espero que simplemente llegue a muchos lectores, que ojalá la literatura vuelva a ser popular”, lapidó Javier Cercas.