Tirso Martínez Sánchez, alias “El Futbolista”, “El Mecánico” o “El Ingeniero”, quien fungía como distribuidor de drogas en Estados Unidos, al servicio del capo sinaloense Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, alias “El Chapo”, fue sentenciado este jueves 20 de febrero a 7 años de prisión.
El originario de Guadalajara, Jalisco, de 55 años de edad, en realidad cumplirá unos 3 años de condena, por el tiempo que ha permanecido preso hasta ahora. Martínez Sánchez se enfrentaba a una cadena perpetua, sin embargo, recibió una reducción de pena por su “extraordinario” testimonio en el juicio que se llevó a cabo contra el ex líder del Cártel de Sinaloa en la Corte del Distrito Este de Nueva York.
Según lo informó Alan Feuer, periodista del diario The New York TImes, el testimonio de “El Futbolista” fue notable, no solo por describir la ruta del tren que transportaba cocaína escondida en compartimentos secretos de aceite de cocina.
Sino, además, por detallar la guerra violenta que estalló a principios de la década de 2000 entre Guzmán Loera y Vicente Carrillo Leyva, mejor conocido como “El Ingeniero”, uno de los hijos de Amado Carrillo Fuentes, alias “El Señor de los Cielos”.
“Tirso también dejó caer una gema en el juicio cuando testificó que una vez perdió 1 millón de dólares en apuestas en efectivo en una pelea de gallos. Su abogado dijo hoy que las peleas de gallos seguían siendo su único ‘pecado’, y agregó: ‘Pero eso no es un delito federal’. ‘En realidad’, señaló el juez [Brian M.] Cogan, ‘creo que sí’”, narró Feuer en su cuenta de la red social Twitter.
El 10 de diciembre del 2018, Martínez Sánchez, declaró en su calidad de testigo en el juicio que se llevaba a cabo contra alias “El Chapo”, en la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York.
Alias “El Futbolista” es un presunto traficante de drogas y lavador de dinero buscado por las autoridades de justicia estadounidense, cuyo Gobierno ofrecía hasta cinco millones de dólares por información que llevara a su captura.
De 1986 a 1994, vivió en Los Ángeles, California, entrando ilegalmente en territorio estadounidense entre 50 y 100 veces, utilizando documentos falsos en muchas ocasiones. En 1994, se fue de dicha ciudad y regresó a Guadalajara, porque pensó que estaba bajo la vigilancia del Departamento de Policía de la ciudad californiana.
Martínez Sánchez fue detenido en León, Guanajuato, en febrero del 2014, según lo informó en aquel entonces la Comisión Nacional de Seguridad (CNS). Contaba con una orden de aprehensión girada por un juez de Distrito de Estados Unidos, por su presunta responsabilidad en delitos contra la salud.
El Futbolista era empleado de Ignacio Coronel Villarreal, alias Nacho Coronel, pero continuó traficando por su cuenta a la muerte de dicho capo, uno de los jefes máximos del Cártel de Sinaloa, quien falleció el 29 de julio de 2010, en Zapopan, Jalisco, durante un enfrentamiento con el Ejército Mexicano.
Además, Martínez Sánchez trabajó para el Cártel de Juárez cuando este formaba parte de la llamada “Federación”, en la que también participaban el Chapo y los Beltrán Leyva. También se le señaló como importador, transportista y distribuidor de droga.
Estuvo al servicio de los extintos capos, Amado Carrillo Fuentes, el Señor de los Cielos -con quien tenía una relación de compadrazgo-, y de Arturo Beltrán Leyva, alias el Barbas o el Jefe de Jefes. Martínez Sánchez fue extraditado en 2015 a Estados Unidos. Un año más tarde se declaró culpable en la Corte de Nueva York, de haber distribuido toneladas de cocaína en territorio estadounidense y Europa.
También dijo que se le conoce como el Futbolista porque le gusta jugar al fútbol y que era propietario de algunos equipos profesionales en México, en Querétaro, Celaya, Guanajuato y La Piedad Michoacan, todos comprados con el dinero de la venta de drogas.
Dijo que su trabajo era encontrar compañías y almacenes, tanto en México como en Los Ángeles, para esconder las drogas. También fue responsable de construir pistas dentro de estos almacenes. Además de que envió toneladas de cocaína escondida en vagones cisterna y trenes a Los Ángeles, Chicago y Nueva York.
Ante los presentes en la Corte de Nueva York, Martínez Sánchez contó que coordinó entre ocho y diez envíos de drogas a los Estados Unidos, cada uno ellos con cargas de entre mil 200 y mil 800 kilos de cocaína valorados en aproximadamente unos 30 millones de dólares, mismos que fueron distribuidos en Chicago, con lo que el Cártel de Sinaloa habría ganado entre 200 mil y 300 mil dólares por envío.
El Futbolista aseguró en la Corte neoyorquina, que las operaciones de los cárteles del narcotráfico se consolidaron tras la muerte del Señor de los Cielos. También reconoció que laboraba tanto para el Cártel de Sinaloa como para el Cártel de Ciudad de Juárez, entre la década de 1990 y la del 2000.
Martínez Sánchez explicó que ambos grupos criminales funcionaban en alianza en los primeros años de la década de los 90 del Siglo pasado, con Carrillo Fuentes como líder del Cártel de Juárez, y Guzmán Loera e Ismael Zambada García, el Mayo, como líderes del Cártel de Sinaloa.
Tras la muerte de Carrillo Fuentes en una cirugía fallida, Eduardo González Quirarte, alias el Flaco, uno de los sublíderes del Cártel de Juárez se disparó en 1998, lo que perjudicó sus facultades mentales y se retiró del negocio.
Martínez Sánchez narró que el Flaco “Estaba borracho, estaba drogado y un patrullero lo detuvo. No se detuvo, sino que huyó. Llamó a Álvarez Tostado —otro miembro del cartel— y le dijo: ‘Compadre, no voy a dejar que me atrapen, yo me voy a matar”.
Las ventajas de la fusión hizo al Cártel de Sinaloa más fuerte, lo que significaba mayor poder para corromper políticos y policías y, en consecuencia, generar más dinero de sus operaciones de narcotráfico, precisó el Futbolista. También significó que ambos cárteles se compartieron “plazas” o ciudades que tenían bajo su control, así como los puertos mediante los que podrían recibir drogas.