— Fíjate, amor, que hoy descubrí que tengo un cuerpo porno.
“Ah, caray, ¿y cómo es eso?”.
— Por no hacer dieta, por no hacer ejercicio, por no dejar de comer como loca.
Autor: Bomboncita.
Tres simples pasos
Cómo hacer reír a una mujer en tres simples pasos:
1. Dirígete a ella.
2. Vela a los ojos.
3. Ahora dile: “Aquí mando yo”.
Autor: Hombre precavido.
De padre a hijo
— ¿Quieres un buen consejo, hijo?
“Claro, ‘apá. A ver, dime”.
— Cuando una mujer te diga “haz lo que quieras”, ¡no lo hagas! Quédate quieto, no respires, no parpadees y hazte el muerto.
Autor: Varón inteligente.
Camellito
Una madre camello conversaba con su hijo camellito:
— Mamita, mamita, ¿por qué tenemos estas jorobas?
“Es que cuando caminamos por el desierto, no hay agua y, para sobrevivir, nuestro cuerpo acumula agua en esta joroba”.
— ¿Y por qué tenemos las patas tan gruesas?
“Son las pezuñas, hijito, sirven para no quemarnos con la arena ardiente del desierto”.
— ¿Y por qué tenemos estas pestañooooootas?
“Son para evitar que la arena entre en nuestros ojos cuando hay una tormenta en el desierto”.
— ¡Aaah! Entonces, ¿por qué estamos en un zoológico, mamita?
Autor: Anónimo desde el cautiverio.
En el convento
La Madre Superiora se despereza y murmura:
“¡Qué noche hermosa! Hoy no voy a amolar a las pobres monjitas, las voy a tratar bien”.
Entonces se levanta, comienza a recorrer las celdillas y saluda:
— Buen día, Sor Josefa, la veo muy bien, y al suéter que está tejiendo.
“Gracias, Madre, usted también se ve muy bien, pero parece que se bajó por el lado equivocado de la cama, ¿no?”.
El comentario no le gustó para nada y continuó. En la siguiente celdilla, la Madre Superiora repitió:
— Buen día, Sor María, qué bien se ve hoy, y qué bonito está quedando ese bordado.
“Gracias, Madrecita, usted también se ve bien, pero ¡parece que bajó del lado equivocado de la cama!”.
La Superiora se contiene y continúa su recorrido… pero todas las monjitas le respondían lo mismo. Así que cuando llegó a la quinta monja, ya estaba que trinaba.
— Buen día, Sor Leonor, sea sincera: ¿Me veo como si me hubiera bajado por el lado equivocado de la cama?
“Sí, Madre”.
— ¿Qué le hace pensar eso?
“¡Es que lleva puestas las sandalias del Padre Ramón!”.
Autor: El Padre Ramón
Concurso mundial de belleza
— Miss Argentina, ¿qué opina de lo que fue el Muro de Berlín?
“Antes que nada, muy buenas noches, la verdad no tengo a Berlín en mi Facebook, ¡así que no he visto su muro!”.
— Miss Colombia, ¿qué sabe usted sobre la gelatina?
“Bueno, en mi escuela solo me enseñaron sobre la ‘i’ latina y la ‘y’ griega, pero de la ‘g’ latina nunca había escuchado”.
— Miss Chile, a qué corresponde esta fórmula química: h2o+CO+CO.
“Bueno, tampoco soy tan bruta, ¡pues obviamente eso es agua de coco!”.
— Miss México, ¿en qué parte del país se da el café?
“Muy buenas noches, miembros del jurado y público presente. El café en nuestro país se da en los velorios”.
Autora: Una fea.
Cómo saber si uno es un borracho
Estos son los síntomas para saber si uno es un borracho:
1. Debes agarrarte del pasto para no despegar de la tierra.
2. El trabajo interfiere con tu bebida.
3. El doctor encuentra sangre en tu torrente alcohólico.
4. 24 horas en un día, 24 cervezas en la hielera. ¿Es una coincidencia?.
5. Dos manos, una boca… ¡ese es el problema de la bebida!
6. Puedes enfocar mejor con un ojo cerrado.
7. Acostado en el piso, te caes.
8. Cinco cervezas tienen tantas calorías como una hamburguesa. Al diablo con la cena…
9. La cerveza ya no es solo para el desayuno.
10. Cada día que pasa, al vaso le cuesta más encontrar tu boca.
11. Las decisiones del gobierno comienzan a tener sentido.
12. Hace dos horas que el mosquito que te picó, intenta volar sin dejar de chocar contra las paredes.
13. Tu único problema con la bebida es no tener una ahora.
14. Despiertas en tu cama… y tu ropa interior está en la puerta que da a la calle.
15. Estuviste toda la noche pensando en qué pensabas.
16. En tu dieta recortas las calorías de los alimentos para permitir más calorías del alcohol.
17. La botella está vacía… y ese es el problema.
18. Los malditos elefantes rosas te siguieron a casa otra vez.
19. El whisky ya no hace efecto.
20. No puedes recordar cómo es tu familia… o si tienes familia.
Autor: Ahora sí que mejor ahí la dejamos.