Santiago Rizo Avelar (Se presume inocente, mientras no se declare su responsabilidad por la autoridad judicial. Art.13, CNPP) estaría relacionado con la muerte de las cinco personas enterradas en la casa número 145 de la calle Donato Guerra de la colonia Obrera, segunda sección, entre ellos sus suegros, Jesús Rubén López Guillén de 70 años y María Teresa López de 65 años, informó el fiscal central, Hiram Sánchez.
“La audiencia inicial en la que se le imputó a Santiago por el delito de desparición forzada es porque estamos trabajando en la integración de la carpeta de investigación, para imputar los delitos de homicidio con las agravantes o calificativas que marca el código para los cinco homicidios”, indicó el fiscal central.
Para evitar comprometer la investigación se limitó a dar más datos acerca de los posibles cómplices involucrados en la desaparición y homicidio de la pareja proveniente de Garden Grove, California, porque no cuentan con los suficientes elementos para confirmar que tuvieron participación en el delito, por lo que, tampoco se ha emitido una orden de aprehensión en contra de la novia de Santiago, identificada como la “Mary” y otro hombre.
Sánchez informó que la búsqueda en el predio lleva un avance del 40 por ciento, sin que hasta el momento se pueda determinar si hay más cuerpos enterrados en el predio, pero consideró que esta semana terminaría la inspección.
Adelantó que están en el proceso de identificación de los otros tres cuerpos, ya que el grado de descomposición es más complicado motivo por el que se van a someter a pruebas de ADN.
Con respecto al quinto cadáver localizado la tarde del lunes 21 de enero, mencionó que estaba en un acceso a la casa, dentro de una bolsa de plástico, con rasgos de que tenía más tiempo de haber sido enterrado.
Acotó que la identidad de este último hombre podría ser una persona que llegó a Tijuana proveniente de otro estado de la República con la intención de comprar con engaños un vehículo a Santiago Rizo.
Mientras que en el caso de una de las mujeres podría ser una anterior inquilina, de nombre “Lupita”, quien había sido deportada a México, pero, aún continúan con la investigación.
Sobre Santiago Rizo, la Fiscalía General del Estado (FGE), confirmó que era adicto a metanfetaminas y aparentemente se dedicaba al robo de vehículos, desechando que el asesinato se tratara de algún tipo de ritual.