Durante 2019 nacieron siete polluelos del cóndor de California en la sierra de San Pedro Mártir, animal que ya se encontraba extinto en su hábitat natural y que fue rescatado gracias a diversos programas de preservación del Zoológico de San Diego, la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) y diversas universidades de Estados Unidos.
El cóndor es una especie endémica de California, Baja California, Nevada, Arizona y Sonora; pero desde 1939 comenzó su matanza porque se creía que se alimentaba del ganado de las rancherías de la zona, lo que lo llevó hasta casi su extinción en su estado salvaje, a finales de la década de 1980.
Gracias al trabajo de asociaciones civiles e instituciones como el Zoológico de San Diego y la UABC, se logró que nacieran polluelos en cautiverio, pudiendo ser liberados en su hábitat natural a partir del año 2000.
“Hoy están volando 42 pájaros gracias a estos programas, e incluso ya han nacido varios en libertad. Esto ha atraído la atención de otras instituciones, que han implementado sus propios programas, como el Zoológico de Chapultepec, en la Ciudad de México, para que sus polluelos también sean liberados en San Pedro Mártir”, dijo a ZETA Carmelo Zavala, subsecretario de Medio Ambiente.
Cada uno de los polluelos que se liberen por parte de Zoológico de Chapultepec, vienen con un presupuesto de 500 mil pesos, cada uno, para la continuidad de su mantenimiento; además de recursos que se han obtenido a través de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), instituciones privadas y Gobierno del Estado.
Sin embargo, con lo que se ha tenido problemas es con el apoyo que se recibía a través de asociaciones civiles, después de las medidas que implementó Gobierno Federal para el manejo de los recursos.
“Del Zoológico de Chapultepec nos han mandado tres polluelos en este tiempo; del Zoológico de San Diego no han mandado este año, pero el pasado fueron cuatro. El dinero se emplea en un campamento permanente de biólogos expertos que viven allá”, dijo Zavala.
Las aves cuentan con un monitoreo vía GPS, con el cual se vigila su vuelo, su anidación, su alimentación, costumbres, territorio y reproducción, de manera permanente.