No es el mismo Presidente de México en gira de trabajo que cuando da su conferencia de prensa por la mañana. En las conferencias de todos los días se escucha a un Ejecutivo cabal, consciente, conocedor, congruente y de respeto; en cambio, en giras de trabajo se ve un mandatario diferente a lo antes escrito; dicharachero, burlón, crítico caricaturista, harto prometedor, que todo lo puede, millones por allá y pocos a nivel del pueblo, etcétera.
Creo yo que el himno nacional no dice “mexicanos y mexicanas al grito de guerra”. Un funcionario y un indígena tiene el mismo derecho de escuchar a un ejecutivo como debe ser; no habemos dos tipos de pueblo, hay solo uno. Y el Presidente Lic. Andrés Manuel López Obrador tiene dos tipos de gobernados, pues él así lo maneja y controla: diferente voz, cara, trato, actitud, semblanza, codeo, etcétera, etcétera, etcétera.
Pueblo solo hay uno; Ejecutivo solo se eligió uno, en julio de 2018. En la boleta de elector para presidente no decía “vota por el candidato de Morena a la presidencia del país”, no leí yo dos personajes, dos ejecutivos, dos candidatos. ¡No! Deber haber nomás uno: un Presidente fuerte, por eso se cambió de régimen.
La nación necesita un presidente que no saque sus momentos cantinflantescos o infantiles como “Los acusaré con sus abuelitos o con sus mamás”; no más “fúchila, huácala a los malosos” ni más frases que no parecen de un mandatario. El país, el pueblo, necesita seriedad al ser gobernado.
El pueblo cumplió con su voto, hoy toca al Presidente ejecutar la gobernabilidad justa y necesaria para mejorar en lo que se requiere. El sol y la luna no alumbran juntos; cada uno, en su momento, incluso aunque la luna brilla con la luz del sol.
Sea uno nomás. Sea Presidente.
Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez.
Tijuana, B.C.