Apenas llevamos un año de gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador y parece que fueran tres o más. Es evidente que hay una sobreexposición de su imagen, generada por él mismo desde las mañaneras, giras presidenciales, redes sociales, etc. Tenemos una centralización de la comunicación en la figura presidencial y prácticamente un nulo gabinete. ¿Alguien ubica quién despacha en la Secretaría de Economía o del Medio Ambiente?
Los únicos dos secretarios que están en la opinión pública, pero con percepciones diferentes, son el canciller Marcelo Ebrard y el Secretario de Seguridad Pública Alfonso Durazo. En el caso de Ebrard se le nota proactivo, “toreando” las banalidades del presidente de Estados Unidos, Donald Trump; y en ocasiones hasta las del mismo López Obrador (caso Evo Morales). Con Durazo la historia es muy diferente, ya que está a la defensiva constante, generada por la fallida estrategia de seguridad pública (el operativo en Culiacán como ejemplo).
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La gran pregunta que todos nos hacemos es si la figura del Presidente López Obrador ha sufrido un desgaste considerable. En lo personal pienso que el deterioro de este primer año de gobierno es mínimo; pero si lo existe, el ser gobierno siempre llevará una carga negativa, ya que se tiene que tomar decisiones que impactan en la sociedad. Esto es justamente el arte de gobernar.
En los últimos días se han publicado diferentes encuestas que miden la percepción ciudadana sobre la gestión de gobierno. La aprobación es diferente según el medio o la casa encuestadora; los números varían entre el 68 por ciento, como máximo de aceptación, bajando hasta 52 por ciento, como mínimo.
En CAUDAE, empresa en la cual laboro, también hicimos un ejercicio que nos permitió contar con elementos propios de análisis. En el tema de aprobación nos arrojó que el 59 por ciento aprueba hasta hoy lo realizado por el gobierno de la autodenominada Cuarta Transformación, mientras que un 41 por ciento lo desaprueba.
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Cuando a los mexicanos les preguntamos cuál consideraban su principal logro de gobierno, se inclinaron por “entrega de recursos a los más pobres” con un 29.7 por ciento; en segundo lugar, “política de austeridad” con 19.8 por ciento; mientras que muy cerca “castigo a los corruptos”, con 19 por ciento. En tanto, “manejo de seguridad” y “manejo de la economía” se ubicaron en el fondo de la tabla con 16.2 y 15.3 por ciento, respectivamente.
Referente a su principal error, “el inadecuado combate a la delincuencia”, el 28.6 por ciento destacó sobre los demás temas, mientras que “culpar a los gobiernos anteriores” tuvo el 22.7 por ciento; “dividir a la sociedad”, un 17.7 por ciento; “falta de crecimiento económico”, 17.3 por ciento; y al fondo “querer controlar los órganos autónomos”, con el 13.7 por ciento.
Esta encuesta se aplicó el pasado sábado 30 de noviembre con una población objetivo, que fueron los ciudadanos con línea de teléfono residencial. Las entrevistas se realizaron mediante un sistema digital automatizado y un muestreo probabilístico estratificado con selección aleatoria. El total de cuestionarios fueron 1,200 efectivos.
Si analizamos con detenimiento estos datos, describen perfectamente al gobierno actual; es decir, la población tiene claro la política social como una bandera del gobierno de izquierda, pero por el otro percibe como su principal asignatura pendiente la seguridad. Que a todas luces es el tema donde la demanda ciudadana crece día a día.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador a un año de gobierno sigue con el respaldo popular, pero ya no con los números impresionantes que mostró al inicio de su administración, lo cual también es esperado.
Veremos qué sucede en su segundo año de gobierno, donde la paciencia ciudadana será cada vez más corta, la exigencia crecerá y los pretextos se agotarán.
Alejandro Caso Niebla es consultor en políticas públicas y comunicación, y socio fundador de CAUDAE. @CasoAlejandro
