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lunes, febrero 19, 2024
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Propósitos y realidades

“El Infierno está lleno de buenos propósitos”.

 


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¿Cuál es el secreto para realizar lo que nos proponemos?

Para el filósofo griego Aristóteles, entre lo que puede ser (lo potencial) y lo que es (el acto), se da la contingencia. O sea, lo contingente es lo que puede ser y no ser.

La vida humana no es eterna; bastaría con ir a una funeraria para contemplar lo que era y ya no es, al menos en el orden finito, lo humano, lo temporal.


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No hay nada que a uno lo acalambre más que la muerte. El no ser más aquí. Pero todos para allá vamos, nos guste o no nos guste. ¡Pero no es lo definitivo porque el alma humana es inmortal! Lo espiritual no se destruye, como lo material o carnal, ni tampoco el alma es como un USB que pueda borrarse o alterarse. Como que la memoria de nuestro disco duro espiritual es imborrable e indestructible; y un día, cuando truene nuestro ordenador, que tronará un día. El supremo ordenador -curiosamente antes de Cristo- Aristóteles, llama a Dios, el “Motor Inmóvil”; un día, nuestro USB será revisado y se sabrá el contenido.

Y se verá si sirvió para algo o para nada.

Muchos no creen en el infierno, pero se drogan y alcoholizan para llenar el vacío o la nada que experimentan. Será por eso que la mitad de los norteamericanos –millones- consumen a diario la droga proveniente de México; por la insoportable levedad del ser o la nada.

Sobran los convencimientos relativos a la inmortalidad del alma humana, desde la Grecia precristiana. Más nuestros temores son tan grandes como nuestra ignorancia, pese a que el centro de la reflexión y el mensaje cristiano es precisamente el domingo o día del Señor, porque es el día en que celebramos la victoria de Cristo sobre la muerte, uno de nuestros enemigos mortales. La muerte nos acalambra.

He caminado solo por los barrios de Tepito, la Lagunilla, la Merced, y nunca experimenté miedo. Ni cuando uno va a Tijuana experimenta temor desmedido a la muerte. A lo mejor le toca a uno y ya.

La cosa cambia cuando anda uno en malos pasos; ni en las Lomas de Chapultepec se sobrevive en la madrugada. Hasta en la Villa de Guadalupe puede uno entregar el equipo.

A fin de cuentas, ¿cómo hacer que lo que uno se propone se realice a pesar de que tenemos un límite en la vida? Es aceptable que no puede hacerse todo en la vida, y eso es reconocer humildemente que somos relativos, limitados; una buena propuesta es que en la agenda diaria nos propongamos 10 cosas y no descansemos hasta realizarlas. Y aun en esto habrá que ser muy humildes, porque no todo es realizable. Hay contingencias, cosas impredecibles que habrá que hacer.

San Alfonso María de Ligorio, sacerdote italiano y fundador de la comunidad Redentorista, sugiere en su librito El gran medio de la oración, que meditemos ante la presencia de Dios: en nuestra casa, en donde podamos, meditemos pidiéndole, rogándole, como lo ha hecho Luz Elena Picos, y una cadena de oración, para que fuese liberado este doctor tijuanense, y alcanzar de Dios el milagro de su liberación. Como así sucedió.

La gente inventa cosas que no son ciertas, académicamente, pero son verídicas en la vida diaria; en ningún lado de la Biblia aclara que Dios dijo “ayúdate que yo te ayudaré”; como dicen “a Dios rogando y con el mazo dando”; o como afirmaba San Benito en el siglo IV, “Ora et Labora” (oración y trabajo). O el dicho agustiniano “Dios que te creo sin ti, no te salvará sin ti”. La gracia divina supone la naturaleza humana.

Que nuestros propósitos del Nuevo Año 2020 no sean meramente humanos, sino iluminados por el poder de Dios.

¡Más hace el que quiere, que el que puede!

 

Germán Orozco Mora reside en Mexicali.

Correo: saeta87@gmail.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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