El 2 de febrero de este año, Fernando Delgado León fue atropellado en el corredor turístico de Los Cabos, arrollado por una camioneta tipo estaquita con placas de circulación CT-06-875. Debido al evento, se abrió la carpeta de investigación CSL/792/2019/RAC/SUBJA.
El juez dio la razón a la víctima, el responsable debió pagar; primeramente debió quedar detenido, pero la justicia ni siquiera lo hizo tocar una celda. Por si fuera poco, tras pagar una módica fianza, llevó en libertad el proceso.
“A mí me avisó un amigo de mi marido. Fue algo muy difícil, yo no le creía porque ya sabe, a veces hacen bromas, pero me llevaron y ya lo vi tirado y no lo podía creer; no se lo deseo a nadie, me quedé sola con mis hijas. Por eso queremos que se haga justicia. Y ya se han tardado mucho; no sabemos qué pasa con ellos, yo trabajo chambeo y estoy perdiendo mi chamba por venir… para no tener resultados. Son tres meses de que ya había un arreglo y son tres meses que no me dan respuesta: a mi esposo lo atropellaron hace más de nuevo meses”, lamentó María Tatiana Macedo, esposa de la víctima de 33 años.
Con el fallo en favor de la víctima, los afectados (en este caso la familia del señor Fernando) debieron ser indemnizados; a la fecha siguen sin recibir atención por parte de Inbursa seguros.
Tras la pérdida de la cabeza del hogar, María Tatiana se ha hecho cargo de su familia; el único trabajo que pudo encontrar es de albañil, así se ha pasado los últimos meses, de 5 de la mañana a 8 de la noche en su trabajo.
“Yo las cuidaba, yo estaba en casa con ellas; él traía la comida, lo poquito que ganaba, él llegaba a casa nos daba para la comida. Voy a la chamba, trabajo en la obra y así me la estoy llevando para mantener a mis hijas. Estoy consiguiendo trabajo en las obras, pidiendo ayuda a ver si me daban trabajo, y gracias a Dios me lo dieron, y ahí [apoyada] con mis compañeros, que también me han apoyado para que me den el trabajo en la obra”, recordó María Tatiana.
El primer tropezón que pasó la familia, después de que les arrebataron al señor Fernando Delgado, fue el abuso de las autoridades. Los mismos encargados de ayudar a las víctimas del delito eran quienes abusaban de ellas, las hicieron menos, les hicieron ver que “la justicia no es para los pobres”.
Después vinieron las burlas de los familiares del agresor, quien atropelló y mató a su esposo; las burlas fueron evidentes, a tal grado que las tuvo que acompañar un policía para evitarlas.
Peor aún, la aseguradora Inbursa no ha pagado; aunque el fallo dejó en claro que el atropellamiento fue responsabilidad de quien manejaba, la justicia alternativa no ha fluido.
“Nos llama y nos dicen que ya está el cheque. Cuando venimos nada no hay nada, la aseguradora Inbursa nos dice ‘ya lo tenemos’. ¿Pero pues en dónde está? ¿Qué ellos piensan que es muy fácil estar viniendo a nada? Yo tengo mis hijas, tengo mi trabajo, mis hijas nos necesitan; nosotros estamos viviendo con un sobrino de mi esposo, ya tenemos mucho tiempo. Creo que ya no es vida”, dijo la esposa de la víctima.
Cuando Fernando fue atropellado, cargaba con unos juguetes que quedaron despedazados en el pavimento. Así lo demuestra la prueba documental fotográfica; los juguetes no llegaron a sus hijas de 13, 10 y 5 años.
Hoy ha quedado un enorme vacío en casa. El hogar se siente solo, sin el cariño y el soporte para esta familia.
“Yo me acuerdo mucho de él: venía, les daba regalos a mis hijas, las sacaba a pasear, era muy cariñoso. Es lo que les hace falta a mis hijas, su padre, pero ahorita nos lo quitaron a él, nos quitaron todo”, dijo entre lágrimas la señora Tatiana.
Diana Delgado Macedo, la hija mayor de 13 años, es ahora una pieza fundamental en la familia de Fernando; tras su falta, ella ha salido “al quite”. Todas las mañanas ayuda a su madre con el desayuno para el trabajo, así como también alista a sus hermanas para la escuela, les da de comer, limpia la casa y se va a la prepa.
Las niñas de 5 y 10 años están bajo los cuidados de Diana, a quien la vida le ha arrebatado no solo a su padre, sino también el de disfrutar su infancia como lo que es, apenas una niña.
“Yo tengo dos hermanas, yo estudio y mantengo y las cuido desde que mi papá no está en la casa. Mi mamá trabaja de 5 a 8 de la noche, casi no está; yo estoy viendo por mis hermanas, las mando a la escuela. Yo también voy a la escuela, me voy a la prepa; en verdad damos muchas vueltas con esto, pierdo clases. Y mis hermanas también batallan. Tengo una hermana de 10 años que está enferma, es autista, necesitamos ayuda… batallamos mucho porque seguimos esperando resultados. Hay muchos problemas en casa. Tenemos muchos problemas económicos, por eso mi mamá trabaja de albañil; yo también necesito dinero para gastos, para mis hermanas. Mi hermana de en medio es la que más lo necesita. Ya quiero que haya resultados; dicen que ya se hizo justicia. ¡Quiero ver la justicia!”, exclamó en llanto Diana.
Para ella, su padre fue su ídolo, su héroe, su todo; no solo mantenía en pie su casa, llenaba de amor su hogar. Hoy ha quedado un enorme vacío, y las autoridades no han hecho su parte. Las niñas están luchando para salir adelante, pero necesitan de ayuda urgente, pues ellas también son víctimas de la imprudencia de un conductor.
“Era una persona muy inteligente, muy trabajadora, dedicada a su familia y ante todo nos ayudaba. Siempre estaba con nosotros, y nunca nos hacía falta nada por él; ahora que no está, les hace falta amor a mis hermanas, que le dé calor de padre, nos falta el sustento que nos daba él. Me siento muy deprimida por su falta”, dijo la menor.
La violencia por la que ha atravesado la familia de Fernando es una prueba de que “la justicia no es para los pobres”, ya que han sido víctimas tanto de servidores públicos como de familiares de quien asesinó a su padre; el sistema ha sido fallido en este caso, casualmente en donde la familia es humilde y solo pide a gritos, auxilio y respeto.
