Como dicen, ya salió el peine. Resulta que quien tuvo la encomienda en la pasada Legislatura de meter al ruedo político de la ampliación de mandato al entonces presidente de la Mesa Directiva de la Cámara local, el priista Benjamín Gómez, fue el también priista y hankista de hueso colorado, Carlos Barboza Castillo. En Morena, partido al cual Barboza está muy ligado desde la campaña, le dieron la tarea de convencer a Gómez, quien de hecho había denunciado públicamente un día antes de la elección, que a él y al resto de los diputados los habían intentado sobornar con un millón de dólares a cambio de votar la reforma a la Constitución para ampliar el mandato de gobierno de dos a cinco años. Evidentemente por el resultado de la sesión legislativa del 8 de julio, donde se aprobó la calificada de inconstitucional reforma, el ex dirigente del PRI tuvo éxito. Aseguran que ante tal resultado, el gobernador Jaime Bonilla quiere ser generoso con él, y le ha propuesto a su compadre el fiscal general del Estado, que le promueva para una de dos posiciones en esa institución “autónoma”: o la Fiscalía Anticorrupción, o la Fiscalía de Delitos Electorales. Aunque lo más seguro es que sea la segunda, pues últimamente se ha “especializado” en el tema electoral. La cuestión es que si algo ha distinguido a Carlos Barboza Castillo, es su priismo y su hankismo. Es de los seguidores a ultranza de Jorge Hank Rhon, a quien sirve y acompaña en cuanto evento social o político tiene, además de defenderlo con la misma intensidad, lo cual es contrario a la línea política y personal de Bonilla, quien prácticamente desprecia a Hank y no quiere -por ninguna causa o circunstancia- estar ligado al ex reo del penal de El Hongo por acopio de armas en 2011. La cuestión, para variar, es recompensar -pese a su hankismo- a Barboza por el tema de los cinco años de mandato. En el Gobierno del Estado de Baja California, todo se determina alrededor de la inconstitucional ampliación de mandato.