El beso de tu boca es como el sol
cuando alumbra las flores del jardín,
y sus pétalos tiñe de arrebol
al cantar en el cielo un querubín.
De tus besos el néctar es crisol
que a mis labios vestidos de carmín,
estremece y provoca mil locuras
mientras ardiente gran amor me juras.
Se sostiene mi vida entre tus dedos
cuando besas mi boca y mi costado,
cual si fuera una vid en los viñedos
que deliciosa fruta te ha brindado.
Y con el corazón puesto en mis credos
te susurro al oído; ¡bien amado!
y que al sentir tus labios en mi piel
mi sangre se convierte en dulce miel.
Lourdes P. Cabral
San Diego, California