El principal plan de la delegación Centro es aplicar un reordenamiento general, desde los permisos de construcción para los nuevos edificios, la atención de las personas en situación de calle, los vendedores ambulantes en el primer cuadro de la ciudad y las obras que necesitan las calles de esta demarcación. Todo para mejorar la cara norte de la ciudad, la primera que ven los estadounidenses después de cruzar la garita.
El 90 por ciento de las colonias de esta delegación cuenta con los servicios públicos básicos como luminarias, pavimentación y drenaje, por esto los mayores esfuerzos se enfocarán en el reordenamiento del crecimiento urbano que ha surgido en esta delegación con los nuevos desarrollos verticales que se construyen y que causan incertidumbre en los vecinos ya establecidos.
Aarón Pallares Acevedo, el delegado, compartió que en su primera semana en el cargo tuvo la oportunidad de reunirse con los grupos de vecinos de colonias como La Cacho, Madero y Chapultepec, donde se concentran la mayoría de las construcciones. Las preocupaciones de los residentes son similares: el aumento del tráfico vehicular y el desgaste de las tuberías que tienen más de tres décadas de antigüedad.
“Sabemos que no nos toca a nosotros revisar las condiciones en las que se dieron esos permisos, es responsabilidad de otra dependencia. Sin embargo, nosotros recibimos las quejas en la delegación y somos el vínculo para encontrar una respuesta y darle solución a los problemas que nos reportan”, dijo el funcionario.
Sobre las personas que viven en la indigencia, con mayor concentración en las calles de la colonia Centro, el delegado compartió que visualiza un plan que garantice la reinserción social de estas personas, identificando los factores que los mantiene en las calles y ofreciéndoles las herramientas que necesitan para tener un estilo de vida estable.
“Quien visita el primer cuadro de la ciudad se lleva la imagen de que Tijuana está llena de indigentes y que estos son delincuentes. Pero, la verdad, es que la mayoría no comete hechos ilícitos, y si lo hacen es porque padecen alguna enfermedad mental y no han recibido atención médica adecuada”, añadió Pallares.
Derivado de las reuniones con los vecinos, también se pudo trazar un plan de trabajo inicial, sobre todo para definir en cuáles obras se podrían gastar los 162 mil pesos que les dejó la anterior administración para los primeros meses de trabajo. De este recurso salió la compra de una maquinaria especial para limpieza de banquetas, obras de bacheo y la colocación de luminarias.
Sobre el proceso de transición, Pallares lo calificó como “cordial”, aunque señaló que la información no fluyó como la solicitaron al anterior delegado, Genaro López. “Obviamente no porque de él dependiera, sino que dependía totalmente de la información que en ese entonces le autorizaba entregar el presidente municipal”.
A pesar de la cordialidad, la sorpresa se la llevaron a partir de 1 de octubre cuando encontraron las computadoras de trabajo vacías, sin los formatos para la redacción de oficios y de documentos que serían necesarios para la atención de los ciudadanos.
“A pesar de que se buscaba un fin distinto con esta acción, nos sirvió porque en un par de días tuvimos que aprender una forma rápida y eficaz de elaborar los oficios correspondientes y otros documentos. Pudimos sacar el trabajo adelante”, comentó.