Este jueves, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) recortó su expectativa económica para México en 2019, ubicándola en 0.2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Tres décimas por debajo de lo que había estimado en septiembre pasado (0.5%)
El organismo multinacional consideró que en 2020 el país tendrá un mayor dinamismo y el PIB podría crecer 1.2%. No obstante, el pronóstico está lejos de lo establecido por Hacienda en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2020 (2.0%) que están discutiendo los diputados, y lejos de la anterior previsión del 2.3%.
En su reporte Panorama Económico, la OCDE proyecta que la inversión permanecerá débil, pero comenzará a ganar fuerza gracias a las menores tasas de interés. Además, el mejor desempeño de la economía gradual, gracias al “robusto flujo de remesas que se registrará el año entrante, el aumento del salario mínimo y una inflación desacelerando”.
“La actividad económica se ha debilitado. Las tensiones comerciales y la incertidumbre política han reducido la confianza empresarial y frenado la inversión. Los sectores de la industria y la agricultura son débiles, mientras que los servicios siguen siendo más resistentes”.
El organismo multilateral, dirigido por el mexicano José Ángel Gurría, destacó la importancia de aumentar la recaudación tributaria eliminando las “exenciones regresivas” para que el sector público cuente con espacio para invertir en infraestructura y pueda gastar en programas sociales.
Asimismo, sugirió que la política fiscal se mantenga prudente para estabilizar la deuda. Para lo cual, los expertos consideraron importante se establezca un Consejo Fiscal Independiente. Se aumente la participación femenina en el mercado laboral -que actualmente es baja- al ampliar el acceso a la educación de la primera infancia e incentivando el crecimiento y la inclusión.
La OCDE consideró que si bien la expectativa de la economía mexicana podría mejorar si el sector petrolero tiene un mejor desempeño a lo esperado, hay riesgos a la baja ante más tensiones comerciales entre China y Estados Unidos, así como volatilidad en los mercados emergentes que podrían incrementar el costo de la deuda.