De protestas y plantones, el tema actual. Alguien debe recordar cuándo llegaron esos males a nuestra querida Baja California y a sus municipios. Los más vociferantes, ruidosos y saltadores; algo así como los jóvenes en sus bailes, que no se mueven hacia los lados, sino de abajo para arriba, quizá Antorcha Campesina, cuando querían terrenos, servicios y todo lo que los gobiernos les dieran. Parece que hasta nombraron a un delegado municipal de esas huestes. ¿Seguirán o ya encontraron otra forma de protestar?
El mal ejemplo cunde y ahora cualquier grupo -chico o grande- para hacerse oír, “estrangula” a las instituciones. Atenta contra peatones y automovilistas con sus minúsculas marchas, que solamente obstruyen, pero que no proyectan fuerza (aunque sí logran el caos). Y siempre los más perjudicados son los que nada tienen que ver con el daño que sufren quienes así se manifiestan; al contrario, impiden que otros cumplan con pagos, presentación de informes o asistencia a su trabajo. Y el sentir de estos perjudicados no es -por cierto- solidaridad con los que se quejan.
Celebramos la llegada de los nuevos ediles, los que gobernarán por dos años (o tres… o cinco. ¿O seis…?) Se les escucha con atención sus proyectos, programas y decisión de ser los mejores que hayan llegado a los ayuntamientos de B.C. Ojalá que no tengan que lidiar con grupos de inconformes que sin, respeto alguno, incursionan a los recintos oficiales -llámese Palacio Municipal o Centro de Gobierno- para provocar el caos, muchas veces el temor de los empleados y, al final, no lograban siquiera ser atendidos por una autoridad de jerarquía.
Uno de los antídotos para evitar esta forma de protestar (muy distinta cuando llegan a la Glorieta de Cuauhtémoc, en Tijuana, para celebrar o hacerse escuchar) es, indudablemente, que las autoridades cumplan con sus compromisos. Pero si no llegan los recursos que cada estado tiene derecho a recibir y se guarda silencio, la ciudadanía no se entera del problema. Porque luego la misma autoridad local publica fotos en donde sonríen y estrechan la mano del titular de Hacienda o del mismo Ejecutivo Federal. Como que todo anda muy bien.
¿Cómo era en el pasado? ¿El gobernador en turno y los alcaldes liquidaban o no sus compromisos? Porque los impuestos federales, así como entran a las arcas oficiales, así se van a México; y luego envían el porcentaje correspondiente. Quizá se deba al cambio de administración pública, pero ya han pasado muchos meses -casi el año- y al estado lo tienen ahorcado. A menos que la autoridad estatal esté mintiendo. Eso sería terrible. En fin, ojalá que con este cambio de gobernantes, ya no haya inconformes o grupos que se sientan ignorados, especialmente en el pago de sueldos y los servicios de salud.
Nota 1. Algunos funcionarios trapecistas de la política hablan de la “ideología” que guía su vida. De risa…
Nota 2. ¿Cuántos notarios más serán nombrados por “Kiko” Vega? Por supuesto vía fast track, sin cumplir por lo menos con dos años de práctica en Notaría. Y evaluados por amigos, compadres o comprometidos con el aspirante.
Nota 3. Ocho nuevos delegados municipales en Tijuana, seis hombres y dos mujeres. Quizás a ellas les faltaron recomendaciones (o familia influyente).
Luz Elena Picos es directora de Red Social de Tijuana.
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