Con apenas 19 años de edad, Eduardo Valdez Hernández, como fue identificado en el parte oficial por la Policía Estatal Preventiva, está inmerso en un proceso penal por su probable responsabilidad en el feminicidio de su madre Mayra Hernández Chávez (también información hecha pública por la PEP).
Hace seis años el detenido fue valorado con principios de esquizofrenia, por lo que ese diagnóstico fue usado como prueba a favor del acusado durante la audiencia de vinculación que se celebró este miércoles a las 08:00 horas.
Si los médicos reconfirman este diagnóstico será posible revertir el proceso y declarar al señalado como inimputable con una condena que deberá cumplir en un pabellón psiquiátrico.
El crimen ocurrió el miércoles 2 de octubre por la tarde. La Policía Estatal Preventiva recibió una llamada alertando sobre un homicidio en calle Salsipuedes entre Calafia y Nueva Inglaterra, de la colonia Popular 89.
Minutos más tarde en las avenidas Ballenas y Estrecho de Gibraltar los oficiales localizaron a un joven con manchas de sangre en la ropa, traía una sudadera gris y pantalón negro, además el físico coincidía con el reporte de acuerdo al parte policiaco publicado por la PEP.
A las 08:00 horas de este miércoles se celebró la audiencia de vinculación donde el juez de control leyó los acontecimientos que lo llevaron a vincular a proceso al presunto homicida y solicitar la prisión preventiva en el pabellón psiquiátrico.
Los primeros datos probatorios que presentó un defensor de oficio fueron los testimonios de dos hermanos de Eduardo quienes manifestaron que a los 13 años éste fue intervenido por el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) luego que intentó suicidarse.
Unos años después ingresó al Cobach y por su comportamiento fue remitido al Hospital General de Ensenada donde le practicaron estudios que determinaron que sufría principios de esquizofrenia, ante lo cual lo llevaron a recibir tratamiento psiquiátrico con medicamento como clonazepam y risperidona.
Al paso del tiempo el hombre dejó el tratamiento médico.
Los hermanos detectaron que éste sufría de paranoia y episodios de ansiedad.
A la declaración agregaron que el día del asesinato, Eduardo dejó una nota con frases como: “me arrepiento por lo hice”, “no pude controlarme”.
En la escena encontraron a Mayra debajo de la cama en la habitación del acusado con plástico en la cabeza, tenía lesiones en la cabeza ocasionadas con un martillo el cual localizó el personal de periciales con residuos de pelos y masa encefálica. De acuerdo a los resultados de la necropsia la mujer murió por traumatismo craneoencefálico.
El tiempo que solicitó el Ministerio Público para presentar el resto de las evidencias fue de seis meses, término que fue concedido por el juez y el abogado defensor.