Promovido por la entonces Primera Dama Carmen Romano de López Portillo y el Presidente José López Portillo, lo que hoy es el Centro Cultural Tijuana -antes FONAPAS- fue inaugurado el 20 de octubre de 1982. “Siendo que estamos viviendo un momento difícil en el país, me parece que la cultura puede ser una instancia de comprensión de lo que somos”, instó la rectora de la Universidad del Claustro de Sor Juana en entrevista con ZETA, en el marco del 37 aniversario del CECUT
Aunque en 1976 tenía 21 años al iniciar el sexenio de su padre, el ex Presidente José López Portillo (1976-1982), Carmen Beatriz López-Portillo Romano recuerda algunos detalles de cómo sus padres promovieron la creación del Centro Cultural Tijuana (antes FONAPAS), en entrevista con ZETA, a propósito del aniversario número 37 de CECUT en octubre.
La primera dama Carmen Romano de López Portillo presidía el entonces Fondo Nacional para Actividades Sociales (FONAPAS), fondo a través del cual promovió la edificación del CECUT en los primeros años del sexenio.
“Entre las cosas que me acuerdo de la propuesta del CECUT es que en alguna ocasión hubo una reunión con mi mamá en Tijuana y hablaba justamente de la necesidad de generar en esa parte del país un centro cultural que consolidara el sentido y el orgullo de pertenencia; entonces, de esa pequeña plática fue creciendo una idea de generar un centro importante en donde no solamente se pudieran reunir distintas expresiones culturales, sino un centro de reflexión sobre la identidad, sobre lo que significaba ser mexicano. Porque finalmente se genera el sentido de identidad en el encuentro con el otro; tengo muy fresca esa primera plática”, rememoró.
Con el apoyo del Presidente José López Portillo, el 22 de septiembre de 1980 se creó jurídicamente, en su respectiva acta constitutiva, como Compañía Operadora del Centro Cultural y Turístico de Tijuana SA de CV, cuyo proyecto fue encomendado a los arquitectos Pedro Ramírez Vázquez y Manuel Rosen Morrison.
“Don Pedro Ramírez Vázquez era secretario de Asentamientos Humanos; en ese momento uno de los arquitectos más reconocidos, y era muy importante, por la importancia del proyecto, que quien avalara el espacio fuera alguien como él y Manuel Rosen, por supuesto”, recordó la rectora de la Universidad del Claustro de Sor Juana.
“Acompañé a mi mamá un par de veces cuando estaba todavía en construcción, pero en ese momento no lo vi terminado; lo vi terminado dos o tres años después, porque lo inauguraron (el 20 de octubre de 1982) antes de que se terminara el sexenio, entonces ya no tuve la oportunidad de verlo funcionar. Después ya he ido muchísimas veces; he participado ahí, con Pedro Ochoa lo he visitado y he asistido a muchísimas cosas, pero en ese momento no lo vi terminado”.
— ¿Cómo era el entusiasmo de doña Carmen Romano de López Portillo con la construcción del CECUT?
“Mi mamá estaba de verdad entusiasmada con el proyecto, porque era dotar a una zona fundamental del país con un espacio donde se mostrara la riqueza de México, donde pudiera fortalecerse este sentido de la mexicanidad, de identidad, de orgullo, de pertenencia. El proyecto arquitecto le encantó, lo platicaba con don Pedro Ramírez Vázquez; le traía imágenes de cómo iba, y en cuanto podía se desplazaba a Tijuana para darle seguimiento a las obras. Yo creo que el CECUT es uno de los proyectos que más la entusiasmó a mi mamá y que más feliz la hizo”.
“Los dos -mi papá y mi mamá- estaban muy contentos; pero ella lo tomó como algo personal, como un proyecto nacido de FONAPAS. Mi mamá había creado este Fondo Nacional para apoyar las actividades artísticas y culturales y para crear proyectos y algunas instancias de infraestructura; por supuesto tenía que ser apoyada por el Gobierno Federal y por los gobiernos estatales. Entonces, para mi mama, el CECUT fue uno de los proyectos más queridos de su actividad”, complementó Carmen Beatriz López-Portillo Romano.
“LA CULTURA ES UN CONTINUO COMPLEJÍSIMO QUE NO ESTÁ REFERIDO SOLAMENTE A LOS GOBIERNOS”
En tiempos donde los funcionarios de la llamada Cuarta Transformación cambian nombres o eliminan programas solamente porque fueron creados en los sexenios del PRI o del PAN, se le planteó a la maestra Carmen Beatriz López-Portillo Romano:
— ¿Cuál es la responsabilidad de los “servidores de la nación” del actual Gobierno Federal de preservar las instituciones y el legado de sexenios anteriores como el CECUT creado durante el sexenio del Presidente José López Portillo?
“Tenemos que pensar la cultura en varias dimensiones: la cultura como un referente que explica lo que somos, un referente que finalmente enmarca nuestra conducta; es lo que explica cómo pensamos, cómo nos conducimos, cómo nos vestimos, cómo hilamos, cómo comemos, pero también es una plataforma de acción que nos permite entender la historia y cambiarla.
“Siendo que estamos viviendo un momento difícil en el país, me parece que la cultura puede ser una instancia de comprensión de lo que somos, una instancia que propicie el diálogo y la escucha. Tenemos que seguir escuchándonos, la cultura puede ser un ámbito de pacificación del país. En tanto que no entendamos quién es el otro, qué necesita, cómo es y cómo entiende el mundo y qué carece, en tanto que no nos escuchemos y no sepamos quién es el otro, difícilmente podremos pacificar el país.
“Creo que la cultura no es excluyente. La cultura es un continuo complejísimo que no está referido solamente a los gobiernos, que se da en el tiempo, en la historia. Los gobiernos, finalmente, lo que hacen es generar o administrar lo que hay, pero la cultura es una actividad que nace de la comunidad; la cultura es lo que hacemos entre todos. [Los gobiernos] finalmente, lo que hacen es poner en valor todo eso que se hace y propiciar que los ciudadanos, las comunidades, los artistas, los artesanos, puedan expresar la riqueza de sus distintas comunidades.
“Entonces, yo creo que la cultura es un fenómeno muy complejo y los gobiernos, a fin de cuentas, la abordan a partir de una realidad específica; me parece que, en este momento, lo que corresponde es que las instituciones culturales federales, locales, municipales, lo que hagan sea utilizar o propiciar que la cultura sea espacio de reflexión, de escucha y de pacificación del país. De poner en valor y orgullo lo que somos”.
Tras 37 años del organismo federal, Carmen Beatriz López-Portillo Romano advirtió sobre el legado que propiciaron sus padres:
“Yo creo que el CECUT es, además, un espacio de encuentro muy interesante, muy importante en este momento en la frontera norte. En este momento en donde se está viviendo muchísima tensión, el hecho de que el CECUT esté ahí significa un espacio en donde no solamente podemos mostrar mucho de lo que somos; puede ser un espacio de encuentro y de comprensión (de lo que somos) y de entender quién es el otro, y el otro entienda quiénes somos nosotros y desde dónde estamos expresándonos, hablando, siendo; entonces, yo creo que el CECUT en este momento puede cumplir un papel fundamental de encuentro, de escucha, de muestra, de posibilidad y de pacificación entre México y Estados Unidos”.