Por estos días, el nombre de Baja California, de sus legisladores anteriores y actuales andan en boca de millones de mexicanos. Critican, se preguntan, se contestan y cada uno tiene su propia versión de los hechos políticos que nos ha convertido en el motivo de sus pláticas. Los especialistas -y vaya que en México los tenemos y muy buenos- están más que sorprendidos.
¿Cómo es posible lo que está sucediendo en un estado que en el tema de elecciones había sido pionero? Lograr la alternancia en la gubernatura fue el primer campanazo. Y aunque se trató de restarle importancia y asegurar que Carlos Salinas de Gortari había ordenado el triunfo del primer gobernador no priista, la verdad no pudo ser cambiada. Porque se trató de “dichos” sin mostrar pruebas.
La credencial con fotografía que instituyó el primer gobierno panista, fue también un hecho que llamó la atención. Y aunque tiempo después se cancelara porque fue instituida a nivel federal, el hecho irrefutable es que nuestro estado fue primero con la credencial de elector y muchos todavía la guardamos como una rareza que nos recuerda otros tiempos. Tiempos en los que ese pequeño plástico nos dio un motivo de orgullo.
Todo eso ha quedado en el pasado; ahora nos señalan por el empecinamiento de un político, que en su mente ha creado una historia que la quiere convertir en realidad. ¿Son dos o cinco? Y nadie le puede hacer entrar en razón. Le muestran documentos oficiales, grabaciones, pero nada le convence. Sus empleados -sus expertos en crear historias de arena, que cualquier ligero viento las transforma en nada- le han asegurado que serán cinco. Sí señor, cinco años para gobernar o por lo menos para tratar de hacerlo.
Y en este empeño está colocando a los bajacalifornianos en el ridículo más espantoso. Avalado por todos los diputados de la pasada legislatura, que votaron para complacer al nuevo gobernador que sustituirá al pésimo político que, por fortuna, ya concluye. Y por supuesto, acompañado también por los actuales que preside el insustituible Catalino Zavala, quien también aportó su dosis de inteligencia e inventó su propio sistema para demostrar que poco más de 50 mil inocentones nos pueden representar a casi un millón de votantes.
Nota 1. Ninguna persona, con mínima dosis de inteligencia, puede apostar que la Ley Bonilla le dará gusto a su creador. Serán dos años y ni uno más.
Nota 2. La visita a nuestro estado, del Presidente de México, demuestra que nada es casual. Todo se planea.
Nota 3.- La llegada de nuevas autoridades a los distintos ayuntamientos, siempre serán acompañadas de los buenos deseos de que su gestión sea exitosa.
Luz Elena Picos es directora de Red Social de Tijuana.
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