O el gabinete en extinción del todavía gobernador de Baja California Francisco Vega de La Madrid, se quiso ahorrar los abucheos, o el Gobierno Federal quiso apoyar la estrategia del electo Jame Bonilla, a quien todos tratan y llaman desde hace meses “gobernador”; pero el 1 de octubre, “Kiko” no acudió -como es tradición y forma política- a las tomas de posesión de los alcaldes entrantes, todos de Morena. Y a la mayoría de los actos envió en su representación a su esposa Brenda Ruacho, cabeza del DIF con un puesto honorario, pero ni siquiera funcionaria estatal, así que el acto protocolario fue atendido por el presidente del Congreso. La excusa oficial fue que el viernes 27 de septiembre, previo al cambio de gobiernos municipales, la presencia de Vega fue requerida -en términos de urgencia- a la reunión de la Comisión de Asuntos Internacionales de la Comisión Nacional de Gobernadores. Que por eso no acudió. Y en lugar de haber dos gobernadores en las tomas, el constitucional y el electo, solo uno fue el ganón.