La historia de Bert Trautmann es fascinante y esta película de Marcus H. Rosenmüller la recrea a la perfección, con todos los altibajos de una vida extraordinariamente forjada por la desventura de la Segunda Guerra Mundial, el nacionalismo fanatizado, la ignorancia colectiva, los prejuicios.
En sí, detrás de este protagonista de carne y hueso hay amor y perdón, tratado con todas las sutilezas que la cinematografía permite, a partir de la brillante actuación de David Kross como Trautmann, un joven soldado del ejército nazi galardonado con la Cruz de Hierro que llegó a Inglaterra como preso de guerra y encontró el perdón de Margate (Freya Mavoy), su esposa, y el poder de la unidad a través del futbol, al convertirse en el heroico arquero del Manchester City.
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La música, la cinematografía, el elenco y la manera en que Rosenmüller sostuvo la narrativa son los ejes de esta biografía que si acaso la creemos no es porque la vemos en la pantalla, sino dado a que es un trozo documentado de la posguerra.
Poco a poco, entre el romance de Bert y Margate y la intensidad de la cancha en la pantalla grande, el filme se desenvuelve de una manera impecable y conmovedora, donde los protagonistas son apenas víctimas de su circunstancia pero, a final de cuentas, también arquitectos de un admirable destino. Pocas veces estas anécdotas se desarrollan así de bien. Bravo, entonces, por la primera gran película de 2019. ****
Punto final.- Parece que a Shia LaBeouf le va a ir bien con “The Peanut Butter Falcon”
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