El proyecto para irrigar la vid de Valle de Guadalupe con agua residual de Tijuana se pretende desarrollar en forma diferente a lo establecido en la licitación que el gobierno de “Kiko” Vega falló a favor de la empresa israelí Odis Asversa, S.A. de C.V., cambio con el que se busca no solo modificar el trazo del acueducto (para que el suministro inicie desde Punta Bandera), sino aplicar a los productores de uva un cobro de 19 pesos por metro cúbico, un 72% más cara que la planteada al inicio del proyecto
Sin mediar una nueva licitación, el gobierno de Francisco Vega de Lamadrid decidió cambiar el proyecto del contrato que otorgó por un periodo de 30 años a Odis Asversa para llevar agua de reuso a Valle de Guadalupe, permitiendo a la empresa disponer del agua de Punta Bandera (y no de las plantas de tratamiento de La Morita y Arturo Herrera, como estableció en las bases de la convocatoria).
El cambio en el trazo del acueducto -a través del cual se conducirá el líquido revitalizado- permitirá a la firma israelí bajar los costos en el proyecto, cuya inversión inicial estimó en mil 500 millones de pesos, además que podrá obtener en un mismo punto el volumen total del agua residual requerida para satisfacer la demanda presente y futura del riego de la vid: mil litros por segundo.
Fue hasta que Odis Asversa advirtió que cobraría una tarifa de 19 pesos el metro cúbico de agua tratada dispuesta para el riego de la vid, cuando los productores de la zona vitivinícola de Baja California se enteraron del nuevo proyecto y rechazaron el pretendido cobro al considerarlo desproporcionado.
Conforme al contrato firmado en 2018, la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana (Cespt) cobraría a Odis Asversa una contraprestación de 0.87 centavos -moneda nacional- por cada metro cúbico de agua residual suministrada, precio que contrasta con la tarifa propuesta por la empresa.
En tanto, empresarios que optaron por declinar su participación en la convocatoria para conducir agua a la región de los viñedos de Baja California -al considerarla inequitativa para ellos y favorable para Odis Asversa-, demandaron realizar una nueva licitación.
EL PROYECTO ORIGINAL
De acuerdo a las bases de licitación nacional 01/2018 para el Diseño, construcción y operación del sistema de conducción de agua recuperada para el Valle de Guadalupe, en el municipio de Ensenada, publicada el 8 de enero de 2018, el agua residual utilizada para ese fin sería la regenerada en las plantas de La Morita y Arturo Herrera, ubicadas en Tijuana.
Si bien oficialmente se planteó un trazo tentativo para que las empresas participantes propusieran uno propio, sí se especificó que el acueducto del proyecto tendría que ser una sola línea que uniera la planta de tratamiento Arturo Herrera con La Morita, punto en el que la Cespt entregaría el agua de reúso a la empresa que sería concesionada.
Ambas plantas tienen capacidad para tratar un volumen de 714 litros por segundo, pero su flujo de agua tratada difícilmente alcanza un volumen de 446 litros por segundo.
El volumen de líquido a conducir, por un acueducto de 105 kilómetros hasta Valle de Guadalupe, debía satisfacer el requerimiento de agua de riego para los plantíos de vid -un volumen de 775 litros por segundo (lps)- y prever el crecimiento futuro en la demanda de los próximos cinco años.
Para garantizar una entrega de mil lps de agua cruda, la Cespt condicionó, tanto en las bases de la licitación como en el mismo contrato, que la empresa concesionaria tendría que “proyectar y ejecutar con recursos propios las obras complementarias necesarias para colectar el agua residual”.
En ese contexto, en el contrato de suministro firmado por Odis Asversa, Cespt, Secretaría de Infraestructura y Desarrollo Urbano (Sidue) y los vitivinicultores de Baja California el 13 de septiembre de 2018 -mismo día que fue presentado públicamente por el gobernador Francisco Vega de Lamadrid- el punto de entrega del líquido se determinó en la planta de La Morita, desde donde el agua revitalizada sería conducida por Valle de Las Palmas hasta Valle de Guadalupe. A un costado de la planta La Morita, la empresa se comprometió a realizar una ampliación para aumentar el volumen de agua tratada.
OPACIDAD EN NUEVO PROYECTO
La permuta del plan original se efectuó por una decisión mutua entre el gobierno de Francisco Vega de Lamadrid, a través de Sidue, y Odis Asversa, representada por Francisco Fabián Yáñez Carbajo, cambio que autoridades de la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana dijeron a ZETA desconocer.
El representante de la firma israelí, Yáñez Carbajo, sostuvo que “no se requiere de un nuevo contrato para cambiar el proyecto y designar un nuevo trazo”.
El acueducto de 98.5 kilómetros de longitud recorrerá la autopista Tijuana-Ensenada, pasando por tramos de carretera estatal, federal y de propiedad privada, de los cuales el representante de la firma aseguró ya contar con los permisos. “Solo falta que nos liberen el Manifiesto de Impacto Ambiental”, dijo.
Precisó que la contrapropuesta planteada por su representada ya fue aceptada por las autoridades de Baja California, lo que le permitirá disponer de mil litros de agua cruda, de los mil 900 que recibe la planta de Punta Bandera.
Yáñez Carbajo sostuvo que Odis Asversa se encargará de tratar el 100% del agua que le será suministrada por la Cespt, por lo que en octubre próximo -tentativamente- iniciarán con la construcción de la planta, que será operada por la firma.
Por su parte, Alfonso Padrés Pesqueira, secretario de Sidue, confirmó el cambio de proyecto: “El gobierno del Estado ya le dio el comodato del uso de la tierra y están terminando el proyecto ejecutivo de la planta de tratamiento que va a estar en Punta Bandera. El comodato se otorgó para que, a un lado de las lagunas de oxidación en Punta Bandera, pueda estar la planta que va a revitalizar el agua”.
Respecto a los 900 lps de agua residual que se recibe en ese punto, Padrés dijo que “va a continuar de acuerdo al tratamiento que se le viene dando actualmente”. En un recorrido realizado por el Semanario, se observó la paralización total de los aireadores instalados en la planta de Punta Bandera.
AUTORIDADES DE CESPT IGNORAN MODIFICACIÓN
“Este contrato no podrá ser modificado o cambiado, excepto bajo un convenio modificatorio por escrito, celebrado entre las partes y previamente autorizado por el Consejo de Administración de la Cespt”, se lee en la cláusula vigésima primera del contrato.
Respecto al cambio del proyecto, Manuel Ocejo Miramontes, subdirector de Construcción del organismo, declaró que “hasta ahorita no hay nada aprobado. No se ha ratificado ni se ha concesionado nada” para que el proyecto se realice en Punta Bandera.
Indicó que “todos los contratos son sujetos a modificación. Si se hizo sin modificar el contrato, tiene implicaciones; pero si se hizo legalmente la modificación del contrato, pues no”.
De aprobarse, anotó que sería independiente de los trabajos de rehabilitación proyectados por la dependencia en Punta Bandera, cuyo estudio “está a punto de concluirse para que nos determine la mejor opción, cuál es el mejor sistema para rehabilitar la planta, pero es totalmente independiente”.
DEMANDAN LICITAR DE NUEVO
De las seis empresas que adquirieron las bases de la licitación 01/2018, tres declinaron su participación en ese acto (Planta Pura, S. de R.L. de C.V.; Suez Medio Ambiente México, S.A. de C.V.; y Libra Ingenieros Civiles, S.A. de C.V.), mientras que otras dos firmas se abstuvieron de presentar propuestas (Aqualia México, S.A. de C.V. y Lámina y Placa Comercial, S.A. de C.V.).
Al ser la firma israelí Odis Asversa, S.A. de C.V. la única en entregar una propuesta, la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana falló a su favor el 12 de abril de 2018.
ZETA realizó un sondeo entre las empresas que optaron por no competir esta convocatoria, la cual calificaron ser manejada “a modo”.
“Fue un concurso sui géneris: era concursar para tomar agua de un par de plantas y llevarla a Valle de Guadalupe. No dieron especificaciones técnicas, no había información financiera, solo que la empresa tenía que financiar 100% el proyecto y construcción”, indicó Miguel Ávila Niebla, representante de Libra Ingenieros Civiles, apreciación que fue compartida por el representante legal de otra de las empresas que declinó su participación en ese acto, pero que pidió omitir su nombre.
“Las bases que presentaron estaban muy abiertas; no seguimos adelante porque evidentemente faltaba mucha información para poder tomar una decisión asertiva y poder presentar una propuesta, mientras que Odis Asversa llevaba ventaja en el concurso, porque tenían información previa. Por eso nosotros no participamos; sin duda ellos habían estudiado más tiempo este proyecto”, agregó Ávila.
Ante el cambio en el proyecto licitado, el representante de Libra Ingenieros Civiles consideró que “lo procedente legalmente es que hagan otra convocatoria. Tal vez tendríamos oportunidad de ganar por ser una opción más económica, pero todo está en el ‘tal vez’, porque no hay más información”.
Explicó que “llevar agua de Punta Bandera debe ser más económico por los derechos de paso, que en su mayoría sería en zona federal, y porque la producción de agua se tomaría de una sola planta”.
SOBREPRECIO DE TARIFA FRENA PROYECTO
La nueva tarifa de 19 pesos planteada por Odis Asversa, S.A. de C.V. es un 72% más cara de la que tentativamente sería aplicada por metro cúbico, la cual se había propuesto en un inicio a un costo mínimo de 11 pesos.
Ante ello, los productores vitivinícolas manifestaron su rechazo al considerarlo elevado.
Natalia Badán, expresidenta de la Asociación de Vitivinicultores de Baja California, quien participó en las reuniones de trabajo previas al fallo de la licitación, indicó que uno de los puntos que se dejó en claro con la empresa concesionada del proyecto fue la calidad del agua.
“No así el precio, Odis nos mencionó un precio que a priori nos pareció razonable, pero tampoco fue un compromiso de su parte. Luego cambió el proyecto, lo que solucionaría el problema de agua residual de Tijuana, por lo que lo miramos bien; pero esto arrojó una cifra mucho más alta en la tarifa (cerca de 19 pesos) y entonces dijimos que no. Ahorita estamos en diálogo con ellos para ver cómo bajamos el precio”, expuso.
Respecto a la calidad del agua, anotó que una vez que se concrete el proyecto “vamos a apoyarnos en instituciones científicas; eventualmente contrataremos expertos en análisis de agua para estarla monitoreando constantemente, porque desgraciadamente nuestro gobierno puede ser formal o puede ser informal. Entonces tiene que haber varias instancias metidas en este proyecto para nosotros tener la garantía de que el agua es muy buena”.
Rogelio Vázquez, representante de Provino, quien también participó en esas reuniones como especialista del Centro de Investigaciones Científicas y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), anotó que diversos investigadores dieron una serie de parámetros y rangos que deberá cumplir el agua a utilizar en el riego de la vid, “parámetros que fueron comparados con los que se utilizan en Napa, California”.
POR QUÉ NO TRANSPARENTAN
Manuel Becerra Lizardi, Vicepresidente Ejecutivo de Infraestructura Hidráulica de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), indicó que “las aguas negras son un gran negocio, aun haciéndolo bien”. Concluyó que el reúso del agua se ocupa y es muy necesario ante la escasez del líquido, por lo que lamentó que un proyecto para reutilizar agua residual “lo ensucien y politicen por no hacerlo en forma profesional, lo que significaría realizar el proyecto en forma transparente, sin trucos escondidos”; el reto para la próxima administración será inspeccionar y esclarecer todo lo concerniente a este tema, consideró Becerra Lizardi.