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lunes, septiembre 30, 2024
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Cuidado

En la puerta de la casa de la muerte, desnudo tiritando de frío y miedo, un peregrino sollozaba y murmuraba una oración: Padre Nuestro que estás en los cielos y en la Tierra, santificado sea tu nombre y hágase tu voluntad.

Por los ciegos, lisiados e internados en los hospitales. Padre Nuestro que estás en los cielos

y en la Tierra, santificado sea tu nombre y hágase tu voluntad.

Por los presos y madres parturientas, por el futuro incierto de los infantes, los perdidos en el mar, desierto y selvas. Padre Nuestro que estás en los cielos y en la Tierra, santificado sea tu nombre y hágase tu voluntad.

Por los menesterosos, desamparados y enfermos del sida, que lentos, resignados,

desnudos caminan por la vereda en el abismo y se postran a tu puerta esperando el momento de entrar. Padre Nuestro que estás en los cielos y en la Tierra, aún desnudo no pierdo mi fe en ti.

Gracias por el valor de enfrentar el dolor y morir con dignidad.

 

José Palma Herrera

Tijuana, B.C.

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Autor(a)

Carlos Sánchez
Carlos Sánchez
Carlos Sánchez Carlos Sánchez CarlosSanchez 36 carlos@zetatijuana.com
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