— ¡No te rindas, lucha por tus sueños!
“No puedo…”.
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— ¡Claro que puedes!
“Es que… es que mi sueño eres tú”.
— Ah no, entonces ¡ríndete pero ya!
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Autor: Amigo temeroso.
Precio de mentira
— ¿Cuánto cuesta ese oso de peluche?
“400 pesos”.
— Muy bien, aquí tiene.
“Oiga, estos billetes son falsos”.
— ¡Y a poco el oso es de verdad!
Autor: Un comerciante en pequeño.
Tartamudo
—¿Me… me… me… me… da… u…u… un elote?
“Cómo no, joven, ¿con chile?”.
— Si… si… si… sin chile.
“Ay, ¡ya le puse chile!”.
Autor: Elotero frustrado.
Respuesta obvia
— ¿Dónde encuentro la felicidad?
“Vete a la esquina y da vuelta a la izquierda. Luego síguete derecho”.
— Pero ¡si ahí venden comida!
“¡Exacto!”.
Autor: Residente de Santa Fe primera sección.
El regalo
— ¡Me regalaron una computadora!
“Quién…”.
— Harry Potter.
“¿Cómo sabes que fue Harry Potter?”.
— Porque en la caja dice HP.
Autor: Asesor de Morena.
Obvio
— ¿Qué película quieres ver?
“Tiburones Asesinos”.
— ¿De qué trata?
“Seguramente de un caballo que quiere ser cantante”.
Autor: Asesor del casi extinto PRI.
Confusión
— Se terminó…
“¡¿Qué dices?!”.
— ¡Se terminó lo nuestro!
“Ah, no me asustes, ¡pensé que ya no había más alcohol!”.
Autor: Casi ex funcionario del gobierno de BC.
Vaya alumno
— Profe, no alcancé a escribir, ¿puede repetir?
“Claro, ¿en dónde te perdiste?”.
— En el mercado, a los seis años. ¡Fue horrible!
Autor: Un asesor del PAN.
El conductor y la vaca
Un hombre de ciudad detiene su Maserati junto a un campesino que hacía autostop en la carretera acompañado de su vaca.
— Usted puede subir, pero la vaca no cabe…
“¡No se preocupe por la vaca, ella nos seguirá corriendo!”.
— Pero ¿cómo quiere que nos siga?
“¡Usted arranque y ya verá! ¡Conozco bien a mi vaca!”.
El conductor pone la primera. La vaca sigue al auto, pone la segunda, la vaca sigue al auto. Pone la tercera y la vaca sigue al auto. Y así la cuarta y la vaca sigue.
Alucinado, el conductor acelera cada vez más. Por fin, mira por el retrovisor y ve que la vaca saca la lengua. Ve al campesino y le dice:
— Su vaca está sacando la lengua, eso significa que ahora sí está cansada.
“¡Qué va a estar cansada! Lo que pasa es que usa la lengua como direccional, ¡le está indicando que va a adelantarlo!”.
Autor: Orgulloso dueño de una vaca.
La profesora y Jorge
Por la mañana, en clase, la profesora pregunta a un alumno:
— A ver, Jorge, dime: si te doy dos conejitos, después añado dos conejitos más, y añado dos más, ¿cuántos conejitos te he dado en total?
“¿Es a mí? Siete”.
— No. Piénsalo bien: si tienes dos conejitos, después añades dos conejitos más, y a continuación añades dos más, ¿cuántos conejitos suman?
“¿Es a mí? Siete”.
— Jorge, me vas a hacer perder la paciencia. Volvamos a intentarlo. Tienes dos conejitos, añades dos conejitos más, y vuelves a añadir dos más. ¿Cuántos conejitos tienes?
Más harto que la profesora, Jorge exclama:
“A ver si nos entendemos. Los seis conejitos que usted me ha dado, más el conejito que tengo en casa, ¡suman un total de siete!”.
Autor: Niño enojado con la profe.
Ciclo de cine francés… según el gobierno de Tabasco
El siguiente post fue publicado por la Secretaría de Cultura de Tabasco. Así, ¡EN ZERIO! En cualquier otro país, o incluso en este, pero en otros tiempos quizás, esto hubiera parecido un chiste de mal gusto, pero ahora, con la Transformación de Cuarta en marcha, las cosas en realidad parecen haber cambiado tanto que dan risa… y penita a la vez. Vean ustedes:
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