Si algo queda muy claro desde el principio, es que Danny Boyle ha querido hacerle un homenaje a Los Beatles de la manera que puede: por medio de una película escrita por Richard Curtis donde Jack Malik, un músico desconocido de veintitantos años, residente de Suffolk, Inglaterra, interpreta canciones del legendario cuarteto de Liverpool, aunque misteriosamente nadie más que él parece conocerlas.
Todo sucede una noche cuando el joven que dejó su carrera como maestro para ser artista, arrepentido de tal decisión, vuelve a casa en bicicleta, de pronto se encuentra en medio de un apagón masivo y sufre un accidente. Después de dicho incidente, nadie en el hospital parece entender las referencias que hace a Los Beatles, y tampoco en internet aparece rastro alguno del célebre grupo. Entonces, vaya, esa es la oportunidad que Malik tanto esperaba.
Interpretado por Himesh Patel, el personaje es divertido, conmovedor y un estupendo vehículo para que Boyle confiese su profunda admiración por Los Beatles, muy a su manera.
Luego se agrega Ed Sheeran a la fórmula y hasta una entrevista con James Corden para elevar al pobre Malik del fracaso a la fama, pero con un material que él bien sabe, no le pertenece.
En el fondo hay aquí un dilema moral y ético, de esos que ya parecen extinguidos en la vida real, en la sociedad de hoy en día: este hombre, que vive con sus padres y no es capaz de sostenerse económicamente, de pronto obtiene fama, dinero y alcanza la gloria, pero con una carrera sin sustento, en cuya raíz está una mentira.
Y ese es el valor de la película que, además, se disfruta precisamente por la música de Los Beatles y por una historia de amor bien entretejida. Claro que Danny Boyle pudo haber hecho más con esta premisa, pero el resultado es suficiente para tener un filme que, a final de cuentas, es una grata sorpresa. ***
Punto final.- “Crawl” no es una película precisamente extraordinaria, pero sí entretenida.
