Francisco Vega y Juan Manuel Gastélum, gobernador y alcalde de Tijuana, respectivamente, se reunieron por separado con sus respectivos sucesores para iniciar el proceso de entrega-recepción, la cual quedó sólo para la foto y el espectáculo ante medios de comunicación. Hasta el momento, ningún gobierno ha iniciado la entrega de cuentas administrativas
Luego de una encerrona de más de dos horas, a la que se abocaron para tratar sobre los trabajos de entrega-recepción de la administración estatal, los gobernadores saliente y entrante de Baja California, Francisco Vega de Lamadrid y Jaime Bonilla Valdez, dieron a conocer que llegaron a un entendimiento en cuanto a la forma en que sacarán adelante el proceso de transición. Hasta ahí el inicio de transición entre el gobierno emanado del Partido Acción Nacional que por primera vez en 30 años deberá rendir cuentas a una fuerza política de oposición.
Sobre el encuentro sostenido en la oficina de Francisco Vega, al interior del Centro de Gobierno en la zona Río de Tijuana, a decir del actual mandatario, quedó establecido que por parte de la presente administración se trabajará con margen de tiempo y en apego al marco legal, de manera que el futuro gobernante cuente con los mecanismos propios para desempeñarse, a partir de que rinda protesta, e incluso pueda disponer la fusión de determinadas secretarías, de acuerdo con sus propios planteamientos.
Bonilla ya no hizo alusión a los actos de corrupción y desvíos de recursos que ha difundido en decenas de reuniones y pláticas del gobierno panista. Ahora, se dijo confiado que ante cualquier posible irregularidad que se detectara, habrá “una explicación” y enunció: “Yo creo que todo debe de tener una explicación y pues obviamente ellos tendrán la oportunidad de esclarecerlo y nosotros de oír el razonamiento”.
En materia de coordinación, entre ambos políticos no salieron a relucir diferencias una vez que abandonaron el despacho del gobernador y descendieron por el elevador del inmueble institucional hasta el primer nivel, donde vertieron sus impresiones para luego tomar cada quien por su lado, el camino de salida.
Cuando más, Bonilla Valdez aclaró que sus colaboradores y él se habían inconformado en vista de que pensaron que Vega de Lamadrid, con su plan de reestructuración de la deuda pública, no tenía “la película completa” de lo que ellos pretenden hacer en tal sentido.
“Entonces se explicó todo eso”, dijo Bonilla y añadió: “El gobernador está completamente de acuerdo en que se haga, va a apoyar obviamente las gestiones que podamos hacer nosotros una vez entrando”. En su cara, evidenció la reversa al refinanciamiento multimillonario de la deuda pública que Kiko Vega pretendía antes de dejar la administración.
De ahí en fuera, no se aludió a alguna otra a alguna otra discrepancia. “Ya quedamos de acuerdo tanto el señor gobernador como su servidor”, expresó Bonilla Valdez, quien en el mismo sentido sostuvo que los secretarios de gobierno entrante y saliente, Amador Rodríguez Lozano y Francisco Rueda Gómez (presentes en la reunión), igualmente se coordinaron para emprender las actividades relativas a la entrega-recepción, de las cuales estarán a cargo.
“Entonces creemos que ya tenemos las bases y los puntos importantes y esto ya empieza hoy (miércoles 26 de junio)”, agregó el de Morena.
Incluso Vega de Lamadrid indicó que en el curso de la sesión quedó aclarado “en qué condiciones (financieras) se encuentra el gobierno del estado” y Bonilla y él coincidieron en que “se tendrá que seguir resolviendo para que los recursos propios que fluyen” en BC “se den”. El funcionario emanado del Partido Acción Nacional presumió: “seguimos cumpliendo con todos los requisitos que se nos ha requerido por parte de las autoridades fiscalizadoras federales y vamos por muy buen curso”.
Por lo que respecta a los asuntos que de antemano Bonilla Valdez ya ha atendido en su calidad de gobernador electo, en el tema educativo (con el secretario de Estado Esteban Moctezuma) así como en materia migratoria (con el coordinador en BC de las mesas técnicas de seguridad, Isaías Bertín), el tijuanense refirió a ZOOM POLÍTICO que la administración estatal “no tiene la identificación con el gobierno federal (afín a partido Morena)”. En alusión al aparato gubernativo que él encabezará complementó: “aquí en Baja California ya conocemos a los elementos y la estructura del gobierno federal, entonces se facilita mucho para nosotros”.
El “Patas” se niega a soltar
Ese mismo día, por la mañana, el alcalde panista Juan Manuel Gastélum recibió en Palacio municipal a su próximo relevo, Arturo González Cruz, así como a Meli Espinoza, próxima síndica procuradora, y Carlos Murguía Mejía, coordinador de los trabajos de entrega-recepción por parte del gobierno entrante.
Gastélum Buenrostro aprovechó para felicitar –a casi un mes después de su estrepitosa derrota como candidato– a González por su triunfo en las urnas. También dijo que en conjunto con colaboradores a su cargo, estaba “trabajando en la petición (formal)” que el alcalde electo le hizo llegar una semana atrás (el 19 de junio) para abonar el camino de la sucesión en el ámbito local.
González Cruz le solicitó “iniciar cuanto antes” el proceso para así “revisar cada uno de los estados financieros, materiales y humanos”. De la misma manera, demandó (tal como lo hizo en un escrito que le entregó) “proyecto ejecutivo, calendarización de acciones a cubrir y nombres de los funcionarios participantes en la entrega”.
Se valió del encuentro para asumirse en una postura crítica: “El reglamento que aprobó este cabildo hace poco, dista mucho de una idea de entrega transparente” y en la misma tónica asentó: “tendremos que ver documentos que avalen esta entrega-recepción”.
Además mostró una lupa que supuestamente recibió como regalo en un recorrido de campaña, a la que se refirió como un símbolo de transparencia y en ese tenor observó que “si no hay nada que ocultar no tendría por qué haber demora”.
Gastélum se rehusó, lo único que pudo atinar fue que se le daría “trámite lo más rápidamente posible” a su solicitud.
Murguía Mejía intervino para decirle al panista que el lunes 1 de julio regresaría a Palacio en busca de la documentación requerida por Arturo González, ante lo cual Gastélum Buenrostro antepuso que no aseguraba que para entonces estaría disponible esa información y consecuentemente la futura síndica se manifestó en desacuerdo.
“Conociendo su actuar, no le creo ni una palabra, de aquí no me voy a mover, porque ya estamos aquí”, espetó Espinosa dirigiéndose al alcalde, a quien tanto ella como González y Murguía le demandaron que de una vez por todas fijara una fecha para iniciar el proceso de transición.
Tras una breve discusión en torno al artículo 13 de la Ley estatal de entrega-recepción, la cual establece que ésta debe iniciar 60 días antes de la toma de posesión del alcalde electo (en este caso contemplada para el 1 de octubre) y a propósito de lo cual González Cruz alegó que esa disposición no impedía que los trabajos se adelantaran, Gastélum Buenrostro finalmente determinó: “29 de julio”.
Ninguno de los funcionarios electos estuvo de acuerdo. “No nos parece”, enunció el próximo munícipe.
“Yo creo que ya le dijiste todo a Tijuana”, se expresó ante el presidente, quien además determinó que los documentos requeridos se les harían llegar al domicilio designado por el equipo de González Cruz para semejantes diligencias.