“Convertir al estado de Baja California, en especial a Tijuana, en uno de los centros de promoción y divulgación de la poesía en lengua española, junto a ciudades que ya cuentan con instituciones similares, como Bogotá, la Ciudad de México y La Habana”, es el ambicioso objetivo de la Casa de la Poesía en la Frontera Norte que fundó y dirige el poeta Eduardo Hurtado en Tijuana, tal como discurrió el escritor durante la inauguración del primer Encuentro de Poesía en Tijuana el jueves 18 de julio, mismo que se llevó a cabo hasta el sábado 20 de julio.
En el primer día de actividades desarrolladas en el teatro del emblemático edificio Álvaro Obregón de 9 décadas de antigüedad e historia cultural fronteriza, actualmente Casa de la Cultura, fueron homenajeados los poetas David Huerta y Víctor Soto Ferrel por el Encuentro de Poesía en Tijuana, a su vez organizado por el Instituto Municipal de Arte y Cultura y la Casa de la Poesía en la Frontera Norte, como parte de las actividades por el 130 Aniversario de la ciudad.
Además de los homenajeados David Huerta y Víctor Soto, participaron en el acontecimiento literario en la frontera norte de México poetas como Javier Sicilia, Elsa Cross, Coral Bracho, Jorge Ortega, Ruth Vargas Leyva, Alfonso René Gutiérrez, Anthony Seidman, Antonio León, Edgardo Moctezuma, Francisco Segovia, Jhonnathan Curiel, Luis Cortés Bargalló y Teresa Avedoy.
Durante la apertura del Encuentro de Poesía en Tijuana, Eduardo Hurtado leyó un discurso inaugural donde compartió los objetivos de la Casa de la Poesía en la Frontera Norte, así como su proceso de consecución de un espacio en la Casa de la Cultura de Tijuana concedido en comodato por la administración de Haydé Zavala Leyva, titular del Instituto Municipal de Arte y Cultura (IMAC), además de las actividades literarias, importancia y visión del proyecto en la ciudad fronteriza.
A continuación, el discurso íntegro de inauguración del primer Encuentro de Poesía en Tijuana compartido a los lectores de ZETA por el poeta Eduardo Hurtado:
“CON UN PIE EN LA UTOPÍA
“La Casa de lo Poesía en la Frontera Norte, proyecto con un pie en la utopía y el otro en quehaceres muy concretos, parte de una divisa que he tomado prestada del poeta argenmex Juan Gelman, uno de los más destacados de nuestra lengua: “Algún día, aunque no llegue.” Hoy, ese proyecto parece cobrar un estado rayano con la existencia, gracias a la generosidad y el empeño de diversos actores, a quienes quiero y debo dedicar una mención.
“Cuando regresé a la ciudad de Tijuana, donde residí entre 1962 y 1969, pensé que el lugar más apropiado para plantear la idea de una institución dedicada a promover y difundir la poesía en lengua española, era el Cecut. Una mañana de abril del año 2018 me recibió en su oficina Pedro Ochoa Palacios, personaje medular de la actividad cultural del Noroeste del país, quien por entonces dirigía este prestigioso espacio. Me escuchó con atención y, sin doblez alguno, me facilitó las herramientas básicas para emprender la iniciativa: un escritorio, una computadora y un teléfono. Puedo afirmar sin exageración alguna que Pedro, como me permito llamarle de manera afectuosa, fue el primero en vislumbrar la trascendencia de la propuesta.
“Con la llegada al Centro Cultural Tijuana de una nueva administración, me vi orillado a buscar una nueva sede donde continuar con la tarea iniciada. No pasó mucho tiempo antes de que Haydé Zavala, en mi opinión la promotora cultural más capaz y propositiva de Baja California, me ofreciera una pequeña oficina en la planta baja de este edificio, asiento de la que hoy es, sin lugar a dudas, la más dinámica y emblemática de las instituciones culturales de la ciudad: la Casa de la Cultura de Tijuana. Me sedujo la imagen de una antigua casa que dispone un espacio para hospedar a otra en construcción. Las muestras de simpatía de Haydé fueron más lejos, al proponer la colaboración de la Casa de la Poesía en una serie de actividades encabezadas por el Instituto Municipal de Arte y Cultura, que ella dirige con el apoyo de un equipo cuyo profesionalismo está en proporción directa con su cordialidad, entrega y aptitud.
“En los últimos meses, la Casa de la Poesía ha trabajado con el IMAC en el diseño y realización de una mesa sobre la poeta argentina Alejandra Pizarnik; una lectura colectiva del “Canto a mí mismo”, de Walt Whitman; la presentación de tres libros publicados por editoriales de Tijuana, Mexicali y la Ciudad de México; un ciclo dedicado a los poetas emergentes de Baja California y, en días muy recientes, un encuentro orientado a conversar y debatir sobre el rol de las plataformas electrónicas en la creación y divulgación de la poesía. El evento que hoy nos convoca representa una escala culminante en el recuento de esta fecunda relación.
“En el ámbito de la Casa de la Poesía, nada de esto hubiera podido aterrizarse sin la invaluable contribución de varios amigos, todos ellos poetas, que han formulado y encauzado las labores recién citadas, siempre de manera filántropa, es decir, sin remuneración económica de ninguna especie, ni siquiera “en especie”.
“Para Ruth Vargas Leyva, colega y compañera de ruta, todo el crédito por sus originales y numerosos aportes, en especial por la pasión y entereza mostradas, lo mismo en la buenas, que suelen ser escasas, que en las omnipresentes malas. Sin ella, sin la incombustible Ruth, lo que se ha conseguido en un año hubiera demandado cuatro. Para Jorge Ortega, nuestro bastión en Mexicali, un incondicional reconocimiento por su invaluable contribución a la hora de plantear actividades, establecer enlaces, proponer nombres de autores jóvenes, o hacer el inventario de los poetas que cuentan en la Alta California, al otro lado de la frontera.
“Indispensables han sido las participaciones de mi entrañable y antiguo camarada Víctor Soto Ferrel, cuya sola figura le dispensa a nuestra tentativa una mezcla necesaria de imaginación y rigor académico.
“No hay tiempo para describir las distintas mercedes que otras personas le han concedido a esta empresa germinal. Pero cometería una omisión inexcusable si no hiciera aquí la nómina primaria de aquellos donadores de unos bienes que, con ser ajenos a todo valor de mercado, nos han facilitado la tarea de levantar y darle visibilidad a nuestra casa: vaya, pues, un saludo afectuoso a Víctor Alzina, Ingrid Hernández, José Aguirre, Ana Karina Balderrábano, Rogelio y Blanca Arenas, Yvonne Arballo, Enrique Mendoza, Francisco Bustos, Leonardo Sarabia, Patricia Blake, Laura Durán, Francisco Arzave, Karla Robles, Marcia Ramos, Guillermo Arreola, Julio Aguilar, Aída Méndez y Samantha Luna.
“A los poetas que participan en el encuentro que hoy comienza, Poesía en Tijuana, tengo que agradecerles su generosa disposición a trasladarse y acompañarnos sin otro aliciente que el proverbial “amor al arte”, ese al que los creadores nunca traicionamos. Deseo que el mero gozo de hacer contacto con el prójimo y, por qué no, de reconocernos y modificarnos los unos a los otros, nos recompense a todos.
“El objetivo de la Casa de la Poesía en la Frontera Norte es muy ambicioso: convertir al estado de Baja California, en especial a Tijuana, en uno de los centros de promoción y divulgación de la poesía en lengua española, junto a ciudades que ya cuentan con instituciones similares, como Bogotá, la Ciudad de México y La Habana. Por su ubicación geográfica, por su condición fronteriza y por ser un lugar en el que concurren el habla y las costumbres de todas las regiones del país, de varias naciones centroamericanas y de otras partes del mundo, Tijuana tiene el perfil idóneo para hospedar el proyecto.
“Y es que en esta especie de laboratorio de la patria convergen las numerosas modalidades del “español mexicano”, se mezclan, se contaminan mutua y sabrosamente, hasta formar una especie de puchero lingüístico, propicio para la poesía. Un puchero, por lo demás, enriquecido por la coexistencia felizmente promiscua con el inglés, esa rara especie de lengua franca de nuestra actualidad. Desde mi perspectiva, el incesante cambalache verbal ha engendrado en Tijuana una nueva criatura lingüística, capaz de nombrar cosas que reclaman una gramática tan flexible, diversa y compleja como la realidad /o, mejor dicho, las incontables, fragmentarias realidades de los tiempos que corren. Eduardo Hurtado”.