— No puedo trabajar junto a puro peneque.
“Señor Urzúa, no podemos poner eso”.
— Bueno, ponle: “Me resulta inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública”.
Autor: Un tal Romo.
Bilingüe
Un mexicano estaba en una esquina queriendo cruzar la calle en Estados Unidos; del otro lado, un matrimonio también quería atravesar la vialidad.
En eso pasa un carro muy rápido y con la llanta pisa una piedra. La piedra salta y le pega al marido en la cabeza. El señor se desmaya y la señora histérica trata de despertarlo sin éxito.
En eso llega la policía y como el mexicano, era testigo de los hechos, el oficial lo abordó:
— Did you see what happened here?
“Yes”.
— Name?, dijo el policía, sacando al mismo tiempo una libreta para apuntar todos los detalles.
El hombre contestó en inglés, idioma aprendido con un curso relámpago y un diccionario de primaria:
“My name is ‘Almost-can-see Fountains Dove-houses’”. (Casimiro Fuentes Palomares).
El oficial observó al testigo algo confundido e insistió:
— What happened here?
“I was stop here” (Yo estaba parado ahí). The car came made mother (El carro iba hecho la
madre). The wheel gave a mega-gay to the stone (La llanta le dio un putazo a la piedra).
The stone flew made mother (La piedra voló echa madre). And hit the man in the one hundred (Y le pegó al señor en la sien). The woman put a very kitchen helper shout in the heaven (La mujer puso un grito bastante pinche en el cielo). And the woman said: ‘Old, old, old… do not suck! (Viejo, viejo, viejo… ¡no ma…!). Up, up! Don’t whistle yourself, big goat! (¡Levántate, levántate! ¡No te chifles, cabrito!)’. And the bull never came back in yes again. (Y el buey nunca volvió en sí otra vez)”.
Destanteado, el policía preguntó:— And where is the car?
“It peeled rooster! (Peló gallo)”.
Autor: Un rooster mexicano.
Apodo
— ¡Mamá, mamá! En el colegio todos me dicen gorda.
“No hagas caso y haz la tarea, no dejes para mañana lo que puedes hacer oink”.
Autor: Una flaca sangrona.
Secretarias
Enfadado, un jefe reclama a su secretaria:
— ¿Será que no oye el teléfono, señorita? ¿Por qué no contesta?
“¿Para qué? ¡Si todas las llamadas son para usted!”.
* * *
Estando yo en el quinto piso de un edificio, decidí tomar el ascensor para ir a la planta baja.
Conmigo entraron dos secretarias y una de ellas preguntó:
“¿Cuál botón aprieto?”.
La otra contestó:
“Pues, el que dice PB, ¿no ves que vamos pa’ bajo?”.
* * *
Un jefe a su secretaria:
“Para asegurarse que hace las cuentas correctamente y los resultados son correctos, quiero que cada cuenta la haga diez veces, así que empiece por esta”.
Al cabo de un rato llega el jefe de nuevo donde estaba su secretaria y le pregunta:
— ¿Ya hizo la cuenta que le mandé, como le dije?
“Sí, y aquí tiene los diez resultados que salen”.
Autor: Un jefe amargoso.
Circo en Monterrey
Resulta que un sábado llegó un circo a Monterrey, se prepararon toda la mañana y por la tarde empezaron a anunciarse por la ciudad.
“¡Señores y señoras! ¡Vengan a mirar al león más feroz del mundo por solo 50 pesos!”.
A la hora de la función nadie llegaba, por lo que el dueño decidió bajar el precio y gritaba:
“¡Vengan a conocer al león más feroz nunca antes visto por solo 30 pesos!”.
Pero nadie llegaba, y así siguió bajando el precio por solo 20 pesos, 10 pesos y nada, hasta que al final se le ocurre:
“¡Pasen a ver el león más feroz gratis!”.
En eso se llenó la carpa que casi se reventaba. El hombre puso estacas alrededor de la carpa y exclamó:
“¡Señoras y señores! A 200 pesos la salida, porque ¡vamos a soltar al león!”.
Autor: Ex domador de circo.