La organización internacional Human Rights Watch (HRW) calificó este jueves, como una “locura”, el despliegue de 6 mil elementos de la Guardia Nacional en la frontera sur de México para detener la migración de centroamericanos, tal como fue pactado por el Gobierno Federal mexicano con su homólogo estadounidense.
“La última locura de la militarización de la seguridad pública en México: desplegar una fuerza esencialmente militar, ya no contra grupos delictivos, sino contra familias humildes que huyen de estos grupos”, expuso el chileno José Miguel Vivanco, director de la división de las Américas de HRW.
Por su parte, Daniel Wilkinson, director ejecutivo adjunto en la región de la misma organización, afirmó que la historia de abusos vinculados con la militarización de la seguridad pública en América hacen que sea fácil prever que esta medida podría resultar en un desastre.
“Los sucesivos gobiernos de México han justificado el uso de las fuerzas armadas para operativos de seguridad pública con el argumento de que son necesarias para enfrentar a cárteles de narcotráfico que están fuertemente armados y son extremadamente violentos”, aseguró Wilkinson.
“Sin embargo, esta militarización de la fuerza pública solo ha contribuido a aumentar la violencia y ha provocado violaciones generalizadas de derechos humanos”, aseveró el directivo de HRW.
Wilkinson consideró que la Guardia Nacional, creada por la Administración del presidente Andrés Manuel López Obrador para reemplazar a la Policía Federal, representa una extensión de la militarización de la seguridad pública.
“La Guardia, que está previsto oficialmente que empiece a operar el 30 de junio, estará conformada en gran parte por soldados y comandada por un general del Ejército que está actualmente en servicio”, destacó Wilkinson.
“Si el gobierno de López Obrador lleva a cabo este plan, implicará el despliegue de una fuerza esencialmente militar, no contra organizaciones delictivas violentas, sino contra familias y niños pobres, muchos de las cuales están huyendo de la persecución de grupos violentos”, abundó el director adjunto para las Américas de HRW.