La Agencia Antidrogas (DEA) alertó del aumento de laboratorios clandestinos dedicados a la extracción del aceite de cannabis en el condado de San Diego y con ello el riesgo a la comunidad, ya que este año se han registrado dos incendios en zonas residenciales donde son instalados estos sitios.
Según cifras de la DEA, 19 laboratorios de este tipo han sido cateados este año, un aumento del 35 por ciento respecto a los hallados en 2018.
Pese a que en California es legal el uso recreacional y medicinal de la marihuana, Christina Eastman, de la Fiscalía del Condado de San Diego, expuso que el estado no ha emitido licencias de operación para este tipo de laboratorios.
Lo anterior porque se trata de una industria nueva y aún no se han promulgado leyes complementarias ni reglamentos que regulen los procesos de elaboración de extractos de marihuana.
El agente especial de la DEA, Paul Hequist detalló que el mercado negro ha ido en aumento a la par de los dispensarios legales que se encuentran ubicados en el condado, por lo que cada vez es más común encontrarse con laboratorios de este tipo, ya sea de una forma precaria con artículos de fácil adquisición como recipientes de vidrios y estufas portátiles hasta equipamiento profesional de laboratorio valuado en cientos de miles de dólares.
Sobre la presencia del mercado negro en la industria del cannabis, pese a que se encuentra legalizado su uso, policías y fiscales coincidieron en que se trata de una estrategia para evadir el pago de impuestos.
Incluso, uno de los agentes encubiertos que participa en el Grupo Interdisciplinario de Reacción Antinarcóticos de San Diego, explicó que aceite de cannabis extraído de forma ilegal ha sido encontrado en venta en dispensarios legales, por lo que su demanda en el mercado consumidor de cannabis es otro factor en la proliferación de laboratorios clandestinos.
Desde mayo de 2019, la DEA ha localizado nueve laboratorios clandestinos en zonas residenciales como El Cajon y Lemon Grove. En dos ocasiones, el hallazgo se derivó de la explosión de las instalaciones.
Y es que, según explicaron agentes del Departamento de la Policía de San Diego y del Sheriff de San Diego, la extracción de aceite de cannabis, a pesar de parecer una tarea sencilla, implica un alto riesgo de explosión debido a la volatilidad de los solventes utilizados en el proceso como butano y alcohol etílico.
En algunas ocasiones, tan solo una chispa en un circuito eléctrico o el encender un cigarro, puede provocar fuertes explosiones.
De los incendios registrado este año, cuatro trabajadores de estos laboratorios clandestinos han resultado heridos y aunque no han resultado lesionadas personas ajenas a la producción, autoridades enfatizaron el riesgo que representa la presencia de estos sitios en zonas residenciales o comerciales.