A los 70 mil jornaleros del sur de Ensenada
Los retos de la 4T, están a la vista, pues consecuente con la idea central de que “por el bien de todos, primero los pobres”, también deberá incluir primero los obreros indígenas con los que se tiene una deuda más que histórica, moral, material, derivado de una declaración de AMLO de que el mejor presidente que ha tenido México es el zapoteca Don Benito Juárez.
Es una paradoja que la región de BC más olvidada es el sur, la zona rural, pilar que produce alimentos, que nutre a las zonas urbanas. El sur simboliza condiciones de precariedad y marginación en salud, educación, seguridad, vivienda y justicia laboral. La responsabilidad es de los gobiernos y empresarios que cierran los ojos a esta realidad. Ambos se esfuerzan por esconder un mapa de injusticias que por estar lejana de las zonas urbanas y del centro del país, no es menos trágica y crónica.
En el sur de Ensenada con sus colonias prácticamente feudales, por el signo es la explotación laboral llevada a extremos, donde la población predominante es indígena. Proviene de los estados del sur más pobres, donde predomina el analfabetismo, limitados al desconocer el idioma castellano, y un perfil de atraso que facilita la labor de los explotadores de la mano de obra indígena y mestiza.
Nos olvidamos de las terribles condiciones de trabajo de 70 mil jornaleros (30 mil permanentes y 40 mil temporales) que producen alimentos de exportación de primera calidad al imperio, pero que viven en condiciones infrahumanas. Grave porque mueren de cáncer por la exposición a pesticidas que ninguna autoridad del Estado Mexicano, les rectifica la plana a los agricultores y transnacionales multimillonarias como Discroll, que cobran con la salud, vida y sangre de los trabajadores, aunque sean infantes que se les detecta cáncer terminal por la exposición a pesticidas.
Los casos de cáncer de mama, en las mujeres y el cáncer terminal de los niños que desde los 4 años son expuestos como trabajadores de la pisca de chile, tomate, fresa, pepino, etc. por su estatura, pero fundamentalmente por la miseria que se les impone.
Conversé con tres líderes jornaleros indígenas que han trabajado décadas en condiciones adversas de salud, alimentación, transporte, inseguridad, salarios y autoridades burocráticas del IMSS y trabajo coludidas en abusos.
Un caso que muestra cómo se abusa de los trabajadores, sin defensa legal de sus derechos humanos y laborales, se presentó en un accidente carretero en el trayecto del campo laboral a la vivienda, un obrero perdió un brazo. La autoridad de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social del Gobierno del Estado, un tal licenciado Soria, le subestimaba una pensión por incapacidad de 3 mil pesos mensuales. Pero cuando los dirigentes exigieron un desglose del pago, resultó que el cálculo correcto que arrojó 12 mil pesos mensuales de pensión.
Los abusos y deficiencias del IMSS no son solo la ausencia de hospitales y especialistas, sino la cotidiana negativa a otorgar incapacidades para las obreras embarazadas. Cuando lo correcto es que se les deben de dar como un derecho de las madres afiliadas en el 100% o la parte proporcional de las semanas cotizadas. Si los patrones están pagando las cuotas correcta y oportunamente, la burocracia del IMSS bloquea estas prestaciones a los pacientes.
Las principales enfermedades que azotan a los jornaleros de San Quintín, son la diabetes, el cáncer de mama, el cáncer infantil terminal, como efecto de los pesticidas aplicados a los cultivos. La gravedad para el consumidor, es que se ha generalizado su aplicación sin control sanitario ni de la STPS.
Sobre los salarios, un sueldo semanal de jornalero asciende a los 1200 pesos. Pero una canasta básica sin contar otras necesidades, cuesta en esa zona 1500 pesos. ¿Cómo se explica que sobrevivan? Los niños, las mujeres, la familia completa, tienen que ingresar a las duras faenas en los surcos para cubrir el faltante. Y viene el reclamo sobre este otro abuso, se debería de calcular en el salario el reparto de utilidades, el aguinaldo, la prima vacacional, y eso arroja un salario integrado de 400 pesos diarios, que elevaría el sueldo de 1200 a 2400, el doble de lo que se les paga.
En la próxima entrega trataré el caso de Abel Enrique García Cruz, de 17 años, expuesto a pesticidas desde los 4, presenta cuadro de leucemia. Llegó hoy miércoles al IMSS de Tijuana a tratamiento médico.
M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es Académico del Instituto Tecnológico de Tijuana. Correo electrónico: profe.hector.itt@gmail.com
