Son las cinco de la tarde del sábado 8 de mayo en el Centro de Tijuana, el calor aún se siente en donde empieza la patria. En las vallas que han puesto para delinear el camino que recorre el presidente Andrés Manuel López Obrador se arremolinan cientos de personas, muchas con teléfonos celulares en mano, prestas a captar el instante en que el político tabasqueño se dirige al templete ubicado en la esquina de Constitución y la Segunda, luego de descender de una camioneta negra una cuadra antes.
Algunas personas llevan consigo banderines de organizaciones sindicales como el SNTE, la CROC, la FTSE y Morena que agitan a su paso, lo mismo que hacen sonar matracas y un pequeño tambor. Otros, ondean banderas de México.
A la par se escuchan los gritos “Obrador” y “Es un honor estar con Obrador”. Los más arriesgados se han subido a alguna valla para poder tener una panorámica mejor, y los más afortunados lograron entregarle un mensaje, saludarlo de mano o sacarse una selfi con él.
La presencia del mandatario -que viste una camisa blanca y una chamarra café claro- es lo que muchos esperan desde hacía horas, como Manuel Soto quien acudió al Acto en Defensa de la Dignidad Nacional y en favor de la amistad con Estados Unidos, “porque es admirador de López Obrador y sus ideas”.
Algunos más, llegaron al evento con la esperanza de que AMLO dé respuesta a sus solicitudes. Es el caso de Rosa Estela Castillo Jaque quien planeaba pedir a ayuda para que la selección de la que forma parte cuente con los recursos para ir al Mundial de Maxi Baloncesto en Finlandia, a celebrarse en julio y agosto de 2019. “Ninguna autoridad no nos ha dada ni un solo peso de apoyo”, así que vengo con la intención de lograr su ayuda.
El evento inicia formalmente, el maestro de ceremonia da la bienvenida a los gobernadores. Cuando menta al gobernador mexiquense, Alfredo del Mazo, la rechifla y abucheos resuenan. Las mismas muestras de repudio se gana el gobernador de Baja California, Francisco Vega de Lamadrid, a quien la multitud grita “fuera Kiko”.
A continuación, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, inicia el primero de más de cinco discursos. El canciller es recibido con aplausos y bravos. En su exposición detalla lo que se acordó con el gobierno de Estados Unidos para evitar que la administración del presidente Donald Trump impusiera los aranceles el 10 de junio. Termina su mensaje y los asistentes aplauden sonoramente.
Tras el canciller, sigue la representante de las comunidades indígenas, Amalia Tello, quien provoca un bajo registro en el “aplausómetro”, que lo mismo es acallado por el “Fuera Kiko”. En su mensaje reitera el llamado al pueblo estadounidense a visitar el país y finaliza con la famosa frase del presidente Benito Juárez: “Entre el pueblo como entre las naciones el respeto al derecho ajeno es la paz”. La gente aplaude y la indígena remata: “Sí al diálogo, si a la dignidad, sí a la paz”.
Vuelve a escucharse al unísono “fuera Kiko”, para después tomar la palabra el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Carlos Salazar Lomelín. El líder empresarial asegura que “cuando los mexicanos nos unimos, y trabajamos juntos, siempre ganamos”. Pide a la concurrencia recordar este evento como “una tarde de unión, esfuerzo y dedicación, donde todos ganamos”.
Los minutos transcurren, y algunas personas muestran signos de cansancio por estar de pie durante tanto tiempo bajo rayo del sol. Buscan la sombra. Los que pueden se sientan en las aceras, y otros más piden a gritos inaudibles -porque sólo son oídos a pocos metros- que los oradores terminen sus participaciones para que al fin puedan escuchar a López Obrador.
Algunas tiendas, como Coppel, permanecen cerrada pese a que gran parte del día estuvieron abiertas, otras más tienen las cortinas a la mitad, y desde su interior, los dependientes ven el raudal de gente moverse en el laberinto que convirtieron las vallas y la aglomeración.
Pero sigue el discurso del líder evangélico, Arturo Fabela, cuyo recibimiento no fue del todo cordial, ya que algunos lo abuchearon. Al terminar diciendo “que Dios bendiga a México” se gana aplausos, que resultan más estruendosos cuando toma la palabra el padre Solalinde, presentado como defensor de Derechos Humanos.
“Somos una expresión de la esperanza, queremos ser actores participantes de una nueva vida para México”, dice el sacerdote, para luego afirmar que México “no le va dar la espalda” a los migrantes centroamericanos.
Sigue el turno del gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez, en su calidad de presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago). Al hacer referencia al mandatario de Baja California, de nueva cuenta se desatan los abucheos, el “fuera Kiko” y algunos gritos de “ratero”.
Entonces, algunos que se encuentran sobre la Constitución, entre la Segunda y Tercera, desatienden el mensaje, porque un par de hombres discuten por tener la visibilidad de la pantalla gigante instalada a unos metros. Termina el discurso del gobernador queretano con “un reconocimiento al equipo negociador por su templanza y firmeza mostrada durante la negociación y el acuerdo”.
Son las seis de la tarde y el sol comienza a dar tregua a las diez mil almas que se congregaron al costado del antiguo Palacio Municipal. Toca el turno del presidente del Congreso de la Unión, Porfirio Muñoz Ledo, quien luego de aludir a la interdependencia de Estados Unidos y México, y como ejemplo de ella los millones de cruces en esta ciudad fronteriza, critica: “lo que es inmoral -en mi criterio- es el doble rasero entre la frontera norte y la del sur. Por una parte, exigimos que nos abran las puertas y por el otro lado sellamos el paso a los centroamericanos para hacerle un oscuro favor a los Estados Unidos”.
La frase pasa casi desapercibida en la multitud, no así en el templete, en donde algunos funcionarios del gabinete del presidente intercambian miradas.
Al fin, la paciencia de la audiencia se ve recompensada y López Obrador se dirige al micrófono.
Estallan los aplausos, los bravos y “Obrador, Obrador”. En el inicio de su mensaje hace un recuento histórico de la relación bilateral entre México y Estados Unidos desde el siglo XIX cuando el país del norte arrebató más de medio territorio mexicano.
Luego indica: celebramos el importante acuerdo de ayer, porque se nos estaba colocando en una situación muy difícil, muy incómoda la de tener que aplicar a ciertas mercancías de Estados Unidos las mismas medidas, restricciones comerciales similares a las que se iban a imponer a las exportaciones mexicanas.
Los aplausos vuelven a sonar cuando el político tabasqueño dice que es “un pacifista convencido”, pero que como Jefe de Estado “no puede permitir a nadie que se atente contra la economía de nuestro país, y menos que se establezca una asimetría injusta, indigna para nuestro gobierno y humillante para nuestra nación.
Afortunadamente ayer se impuso la política sobre la confrontación, y debo reconocer que hubo voluntad para obtener una salida negociada de parte del presidente Donald Trump. […] Por eso, al presidente Trump “no le levanto un puño cerrado, sino una mano abierta y franca”, afirma AMLO, mientras recibe más aplausos.
Reconoce al canciller. “Estoy, como muchos de ustedes, como muchos mexicanos, orgulloso del trabajo profesional, político y diplomático de la delegación mexicana a cargo de este complejo difícil asunto encabezado por el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard”, quien al oírlo se levanta de su asiento en el presidio un instante y saluda al tumulto.
“Es fácil de entender: el lunes no va a haber aranceles, no va a haber impuestos, no va a haber crisis económica o financiera en nuestro país”, añade para luego agradecer la solidaridad de la sociedad mexicana.
Asegura que los acuerdos se cumplirán puntualmente, “reforzar la frontera” -con el envío de elementos a la Guardia Nacional a once municipios-, aplicar la ley, y respetar los derechos humanos. Así como promover el programa de la Cepal para impulsar los empleos en Centroamérica.
“Desde la semana próxima estaremos ofreciendo ayuda humanitaria, oportunidades de empleo, salud, educación y bienestar a quienes esperen en México su solicitud de asilo para ingresar legalmente a Estados Unidos”.
Finalmente, anuncia que “está casi seguro” de la ratificación del T-MEC en la Cámara de Representantes, lo que de nueva cuenta genera aplausos. Tras escucharse el Himno Nacional, la muchedumbre se dispersa.
Entre los ríos de gente que van abandonando el lugar, Iván Gutiérrez, comenta a ZETA su satisfacción porque las negociaciones entre México y Estados Unidos “salieron bien y ningún país salió afectado”.
Además, expresó que está de acuerdo con que México reciba a los migrantes que buscan asilo en la Unión Americana. “Tienen que venir en orden y no masivamente. No tiene que salirse de control esto”, sin embargo, al preguntarle sobre las oportunidades que dará el Gobierno Mexicano a estos migrantes, el comerciante señaló que “está bien que se le dé oportunidad a los demás, pero primeramente a mexicanos, porque hay muchos en pobreza”.