Mario Delgado Carrillo, diputado de Morena por fin se destetó de Mexicali en donde dedicó gran parte de su energía electoral en respaldar a Marina del Pilar, candidata a la presidencia municipal de la Capital a la que estima desde atrás tiempo. El también presidente de la Junta de Coordinación de la Cámara baja había apadrinado a la joven candidata. Pero el martes 28 de mayo visitó Tijuana, primero para hablar de sus “actividades” como legislador y escuchar lo que el equipo local llama “plan de gobierno” del candidato a la alcaldía de Tijuana por la coalición “Juntos Haremos Historia en Baja California”, Arturo González Cruz.
La reunión fue anodina, en realidad. Y eso que estuvieron en la Casa Morena varios diputados federales de diversos estados de México.
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Luego de las autocomplacencias, abrazos y fotos del evento, Mario Delgado fue espléndido e invitó a comer a Arturo González, a sus candidatos a regidor y síndico procuradora así como a Mario Ayón, un general en retiro quien asesora al candidato a la alcaldía.
Toda la bola de Morenos –junto con los diputados federales– se fue al restaurante Origen Argentino. Ya en el lugar, mientras los meseros no se daban abasto, un invitado sorpresa: Fernando Castro Trenti, el ex embajador en el gobierno de Enrique Peña Nieto y ex candidato a la gubernatura por el PRI, tenía reservado un espacio en tan especial convivio.
A eso de la una de la tarde, Mario Delgado, Arturo González Cruz y su planilla ya flanqueado por Castro Trenti observaron que al mismo lugar llegó Hugo Eric Flores, ex dirigente del Partido Encuentro Social (ya extinto) junto con los coordinadores de campaña de Julián Leyzaola, José Alfredo Ferreiro y Héctor Cruz Aparicio.
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Cosa curiosa, Hugo Eric fue designado por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador como “súper delegado” de los programas federales para el estado de Morelos, aunque, ahora se sabe, desquita su sueldo en horas y días hábiles en temas electorales y sobre todo operando en contra de los candidatos del partido de quien le dio chamba luego de quedarse pateando botes con su partido en pedacitos.
Al bajarse de la camioneta, los tres miembros del PES entraron al lugar, hicieron contacto visual con Arturo González y su gente. Rápido, se secretearon y se dieron la vuelta para fugarse hacia el restaurante Villa Saverios para evitar la diplomacia política a días de la elección en el Estado. Y así mejor, no hubiera sido que los vieran y hasta una foto les alcanzaran a tomar huyendo de “la otra” fuerza política.
