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martes, octubre 1, 2024
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Asombroso para mí es…

Apreciable lector:

Es un gran gusto para mí, escribirte la presente carta dirigida especialmente para ti. Quiero compartir contigo algunos hechos asombrosos o increíbles que me han sucedido. Permíteme antes comentarte, que estás en tu derecho de no creer y lo respeto, pero no por ello dejan de ser verdad.

Sucedió hace unos 22 o 23 años, viajaba en un taxi en el asiento delantero. Me sentía triste y abatido por recordar el aniversario de la muerte de mi esposa. En el asiento trasero iba una joven señora con un niño de 4 o 5 años y acompañados de una señora mayor. Eran desconocidos para mí. Entonces, inesperadamente, el pequeño niño me abraza por el cuello y coloca su cabecita junto a la mía por unos segundos. Su mamá lo separa de mí disculpándose y las dos señoras comentaban la extraña acción del niño diciendo: “Es muy huraño con toda la gente, no sabemos por qué se portó así”.

Lo increíble y asombroso para mí, fue que en su abrazo, ese niño me transmitió paz y consuelo a mi mente y corazón, y mi tristeza y abatimiento rápidamente desaparecieron por completo. Pienso, el por qué y el para qué me sucedió esto.

En otra ocasión, recuerdo que al subir por una escalera de madera, se quebró un peldaño y caí desde una altura más o menos de tres metros en un piso de cemento, y nada me sucedió, ¡NADA! Llegué a pensar que estoy hecho de hule. Jajaja.

Algo más para compartir contigo me sucedió hace mucho tiempo volando solo una avioneta Cessna 150 del aeropuerto de Brown Field, CA hacia Borrego Spring, CA, estando ya a punto de aterrizar a una altitud de 150 pies, me sorprende una fuerte ráfaga de viento descendente y faltaron uno o dos segundos para que me estrellara contra la pista, pero no sé cómo logré aterrizar a salvo. Solo se dañó una llanta del tren de aterrizaje. Los pilotos que fueron testigos no se explican cómo me salvé de una tragedia. Volví a nacer, todavía no llega mi hora de morir.

Y ahora un bonito y asombroso recuerdo: ¿No te ha pasado alguna vez, especialmente antes de despertar por la mañana, oler el aroma de rosas frescas como si las tuvieras muy cerca de tu nariz? A mí sí me sucedió y muchas personas me han platicado que a ellas también.

Mira que a muchos de nosotros nos han sucedido cosas increíbles, misteriosas, de mucho asombro y por más que indaguemos en buscar sus causas, nos damos cuenta que no tienen explicación lógica o razonada, entonces deducimos que tienen de seguro una intervención divina. Nos preguntamos el por qué y el para qué y quizá todavía no encontramos la respuesta. De seguro tarde o temprano lo sabremos.

Ahora permíteme platicarte un asombroso testimonio que me sucedió el pasado viernes 6 de junio. Al llegar a casa por la noche muy cansado, tenso y algo preocupado por bastante trabajo del día, tomo mi tiempo para intercambiar saludos, y compartir algunos temas con mis amistades, por medio de redes sociales. Sucede que a los pocos minutos de estar mensajeando con una amiga, ella fue la única persona que percibí que por este medio, me transmitió a mi persona tranquilidad, relajamiento y energía, todo esto repentino como por arte de magia. No sé cómo pero me sentí como nuevo. Conste que no conversamos de ningún tema religioso, ni de motivación personal o algo parecido. Entonces, ¿cómo sucedió este hecho asombroso e increíble? Pues solamente Dios lo sabe, pero de que pasó, pasó.

A día siguiente me comuniqué con ella por teléfono, para darle a conocer por si no lo sabía, este valioso don que Dios le dio, y que además le es muy útil en su profesión de psicóloga.

Bueno, lector mío, ya ves, como te mencioné líneas arriba, a muchos de nosotros nos han sucedido cosas increíbles, extrañas, asombrosas o misteriosas. Lo que pasa es que muchas veces no las compartimos por temor o por vergüenza a que nos juzguen de locos o con problemas de alcoholismo o drogadicción.

Bien, yo te quiero confesar, mi estimado lector, que yo sí estoy loco, y bastante para seguir escribiendo cartas como esta desde el fondo de mi alma, de mí para ti, esperando aportar un poquito de bienestar y esperanza en tu vida. No me da miedo ni vergüenza ni soy alcohólico ni drogadicto. Creo yo que el hecho de expresar nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestras vivencias por más increíbles o misteriosas que sean, o cualquier otro acontecimiento, es muy recomendable para nuestra salud mental y bienestar. Haz la prueba y lo verás.

Te cito unas palabras: “El agua de un río continuamente debe fluir, porque si se estanca, se llega a podrir”.

 

Atentamente,

Eduardo A. Velarde Vázquez

Tijuana, B.C.

Correo: eduardovpresencia@gmail.com

Autor(a)

Carlos Sánchez
Carlos Sánchez
Carlos Sánchez Carlos Sánchez CarlosSanchez 36 carlos@zetatijuana.com
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