Con sus tijeras por el viento
va dibujando el estilista,
melenas de las personas
que a su silla confiados llegan.
Algunos clientes son famosos
y otros en casa los conocen,
pero el estilista dibuja
sus rayos de luna y caireles.
Solo le importa que es artista
y que el filo de sus tijeras,
logran realizar los sueños
de todo el que llega a su espacio.
Sin darse cuenta el tiempo pasa
y su destreza no es la misma,
anhela juventud eterna
para poder seguir pintando.
Los cuadros que tiene de frente
ya no parecen divertidos,
pues son cual opacos rosales
a los que hace falta una poda.
Dio su vida por las melenas
de todos aquellos sus clientes,
que su cabeza le entregaron
pues confiaron en su talento.
Volaban rizos por el viento
-como las hojas de los árboles,
cuando por fin llega el otoño-
ante el vaivén de las tijeras.
Han caído todas las hojas
y las cubre la fría nieve,
mientras una mirada triste
llora a través de la ventana.
Lourdes P. Cabral
De su libro: Amor al Amanecer
San Diego, California