Fausto Rolando González Urzaiz. Juez de Distrito del Centro de Justicia Penal Federal de Baja California con sede en Tijuana, se puso a tono en marzo el mes de las damas, y liberó a una muchacha “con argumentos de género”. El inconveniente fue que se trató de una joven que nerviosa y sudorosa, fue detenida en el aeropuerto de Tijuana tras admitir que cargaba pegados al cuerpo varios kilos de droga. Al dar su fallo, el colegiado primero aseguró que por ser mujer era “natural que se sintiera intimidada” por un hombre, incluso tratándose de un policía federal debidamente uniformado que hace su trabajo en un puerto de entrada. También que cuando el oficial le preguntó a una Yolanda Acosta, procedente de Uruapan “¿de dónde venía y a dónde iba?”, después que la notó alterada, “no indicó en forma clara un acto de investigación”. De hecho, aseguró que esas preguntas del oficial se podían interpretar como un coqueteo. La única razón por la que la interpretación del juzgador generó indignación en la fiscalía en lugar de carcajadas, fue porque con ella declaró ilegal la detención y regresó a la calle a la joven traficante. No es la primera vez que las sentencias de González causan escozor, en agosto de 2018, integrantes del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública organizaron una conferencia de prensa para acusarlo de poner en riesgo la seguridad e integridad de los tecatenses, después que liberó a un grupo de personas con un amplio historial delictivo que habían sido detenidas por cargos federales.