Excelente historia, lástima de película, esa es la mejor manera de describir el traslado a la pantalla grande de lo que Joyce Smith sufrió cuando su hijo adoptivo de 14 años de edad sufrió un accidente y cayó a las aguas de un lago congelado en San Luis Missouri, donde permaneció sumergido por 15 minutos antes de ser rescatado.
Contra todos los pronósticos médicos, el joven sobrevivió al trágico incidente justo cuando después que el equipo de urgencias del hospital intentó varias formas de resucitarlo, llegó Joyce, la madre del chico, y le pidió a Dios que le devolviera la vida a su hijo. Y el milagro se le concedió.
Con Chrissy Metz en el rol estelar, la cinta de Roxann Dawson no le hace justicia a esta historia de fe que además incluyó la recuperación igualmente sorpresiva de este adolescente que, según los doctores, debió enfrentar numerosos problemas de salud -incluyendo daño cerebral- pero nada de lo que anticipaba se cumplió.
El afán de difundir el mensaje cristiano supera a los personajes, avasalla los diálogos y acartona las actuaciones hasta reducir un hecho increíble a un sermón difícil de rescatar, poco digno de una cartelera y más apto para la programación de un canal de televisión de paga.
El chiste, en resumidas cuentas, no es decir que hubo un milagro, sino mostrarlo con toda su complejidad y permitir que el público saque sus propias conclusiones mientras comparte una buena experiencia en el cine. Este largometraje, en cambio, nos da lo contrario y es una pena, ya que lo que Joyce Smith y su hijo en verdad atestiguaron, no se ve todos los días. *
Punto final.- Se revela el misterioso destino de “Avengers”….