Othón Cortez, quien fuera acusado de ser el segundo tirador en el caso del homicidio de Luis Donaldo Colosio Murrieta, acudirá a la corte Interamericana de los Derechos Humanos para pedir la reposición de los daños y que el gobierno mexicano le pida perdón.
En reunión con el grupo Madrugadores, el que se desempeñara como chofer del partido Revolucionario Institucional en la década de 1990, relató cómo ha sido su vida después de que fuera exonerado del caso Colosio.
Asimismo, dijo que confía en la buena voluntad de Andrés Manuel López Obrador, con las personas que han sido víctimas de gobiernos pasados, al pedir perdón, por lo que espera que él sea uno de los beneficiados.
“Estoy consciente de que nuestro presidente de la República, el licenciado Andrés Manuel López Obrador, nuestro líder, está pidiendo ya perdones, está acatando las recomendaciones, entonces queremos que en un plazo no muy lejano, estemos recibiendo un perdón público y la reparación del daño por parte de las autoridades”, señaló.
El monto de la reparación del daño lo decidirá su abogado cuando se llegue el momento, recalcó, y en cuando al perdón público, comentó que no ha tenido oportunidad de hablar con López Obrador desde que era precandidato a la Presidencia, pero que al plantearle la situación, le dijo que revisarían y analizarían su caso para tomar la mejor decisión.
“No es la primera vez que se pide reparación del daño, no hubo respuesta por parte del presidente Fox (Vicente); por parte del presidente Calderón (Felipe), que nos atendieron y nos dijeron que no nos podían pagar el daño porque no había sucedido en su gobierno, y el presidente Peña Nieto (Enrique) no me quiso recibir”, recordó.
En febrero de 1995, un año después del magnicidio de Luis Donaldo Colosio, Othón Cortez fue detenido por ser el presunto responsable del segundo disparo hacia el candidato presidencial priista, y estuvo preso en el penal de Almoloya de Juárez durante un año y medio, tiempo en el cual fue torturado, humillado y sobajado.
Actualmente trabaja en el parque Morelos, en Tijuana, y tiene múltiples problemas de salud relacionados con la tortura que sufrió durante su aprehensión.
